Ambos en Londres. José Mourinho y Tiago Pinto. Un encuentro que confirmó cómo entrenador y director general siguen trabajando juntos, actualizándose tanto sobre los temas de mercado entrante como saliente.
Con el gerente general se habló principalmente sobre el mercado: Gianluca Scamacca es del agrado del entrenador que ha dado su consentimiento, escribe Marco Juric en La Repubblica. Sin embargo, la negociación dista mucho de ser sencilla, habrá que convencer al West Ham para que se abra al prestamo tras los 42 millones que gastó el pasado verano el club inglés para comprarle. La atención se centrará en la clara voluntad del atacante, de regresar a Roma a toda costa.
Apunta por su parte Corriere dello Sport que la negociación está en una etapa embrionaria. Scamacca está ansioso por regresar a Trigoria, el lugar de su corazón que dejó muy temprano para seguir el rastro del dinero a los Países Bajos, y está completando su recuperación en Porto Cervo, Sardegna. Ya le ha hecho saber a Tiago Pinto que estará listo para el inicio de la pretemporada. Pero el West Ham, que acaba de ganar la final de la Conference ante la Fiorentina sin él, invirtió 36 millones más 6 en bonos el pasado verano comprándolo al Sassuolo.
En el East London saben que recuperar una cifra así es imposible por el momento. Pero tampoco están tan contentos de dejar salir cedido a un delantero en el que creen después de esperarlo un año entero (3 goles en Premier League, 5 en Conference, muchos meses de lesión). Por eso, la Roma debe tener paciencia, entender los planes del técnico David Moyes y luego buscar las condiciones lo menos vinculantes posibles: en ningún caso debe haber obligación de compra, a menos que esté ligado a un objetivo ambicioso (como la clasificación para el Champions League), porque es previsible que en 2024 Abraham no esté disponible para la venta, tras 8-9 meses de baja por la grave lesión de rodilla. Y Abraham pesa alrededor de 8 millones brutos en la masa salarial. Scamacca, entre otras cosas, al haber dejado la Serie A solo una temporada, ni siquiera pudo aprovechar el decreto de crecimiento para aligerar su salario.