Hielo entre José Mourinho y los Friedkins. Las palabras del portugués tras la derrota ante Bologna no surtieron los efectos deseados. «Quiero seguir en la Roma«, es el deseo del ‘Special One’ el domingo por la tarde. Una clara voluntad de sentarse a hablar de renovación. La respuesta de los propietarios no se habrían hecho esperar. «Ahora no, tal vez luego«. La posición de Friedkin está clara a estas alturas de la temporada.
Con la Roma fuera de la zona europea y en vísperas de cuatro enfrentamientos directos aún por disputar, además de la Copa de Italia, los propietarios no están centrados en pensar en ninguna renovación. Ni el técnico, ni Tiago Pinto y menos los jugadores. El pensamiento constante de los Friedkins es entender cómo mejorarán los resultados de aquí a las próximas semanas. Así que no hay citas en Navidad para hablar de renovación cuenta el diario La Reppublica. Una parada clara que cambia radicalmente las perspectivas de la Roma y del propio José Mourinho. De ahora en adelante todo serán exámenes.
Un momento que, además de trazar los contornos de la temporada de la Roma, determinará el futuro mismo del ‘Special One’ en el banquillo de los Giallorossi. Incluso durante la temporada actual. Pues no se puede descartar la posibilidad de un despido en caso de caídas verticales en la clasificación. Sin embargo, Mou, con las declaraciones de Emilia Romagna, esperaba abrir un diálogo sobre la renovación. Pero cuando Mou abrió, los Friedkins cerraron. Sólo cuentan los resultados y la obligación de clasificarse para la próxima Champions.