Ojo Roma, porque esta vez José Mourinho ahora podría dudar. No podía ser de otra manera ante una oferta monstruosa: 120 millones de euros por dos años -60 más 60- llegados directamente de la alta dirección de Arabia Saudí para entrenar a la selección, recién salida de la honrosa participación en el Mundial de Qatar con la sorprendente victoria sobre Argentina, o un club: Al-Nassr, el equipo de Cristiano Ronaldo que al final de la temporada probablemente perderá al exjugador de la Roma Rudi García, que quiere volver a Europa.
Los saudíes van en serio, quieren llegar hasta el final, tanto que han formulado una oferta flexible: además de garantizar el salario más alto jamás pagado a un entrenador, Mourinho tendría dos opciones, una rescindir el contrato en el final de la primera temporada y una contraria que prevé la prórroga hasta 2026, año del Mundial cuenta Corriere dello Sport. Lo importante es que acepte el traspaso y el rol de testimonial, en el proyecto de lanzamiento del fútbol local que ya contrató a Cristiano Ronaldo y también pretende hacerlo con Leo Messi.
La primera reacción instintiva, conociendo el prestigio y atractivo del personaje, sería excluir la hipótesis. De hecho, se rumorea que Mourinho ya se ha reunido con su staff, desde el fiel Nuno Santos para abajo, encontrándose con diferentes opiniones. El debate interno está abierto, pues desde el punto de vista de los colaboradores, un salario con sello árabe puede representar la clásica oportunidad de vida.
Por su parte, Mourinho impartió ayer por la mañana dos lecciones: la primera en un entrenamiento, a tres días del complicado partido a domicilio en Turín; la segunda en los pasillos de Trigoria, como un auténtico profesor, para tres jóvenes técnicos de la Mahd Academy de Riyadh, que llevan unos días estudiando sus métodos de trabajo. Riad, para los que lo hayan olvidado, es la capital de Arabia Saudí.
