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Empezamos perdiendo; podemos darle vuelta.

Cuando estamos contando las horas para volver a ver a nuestra querida Roma en acción -más precisamente a la maglia de la Loba en el estadio, porque el club hizo varias buenas acciones durante la pandemia para ayudar en la ciudad-, nos chocamos con una realidad que nos es familiar, pero que sigue doliendo. Casi como un gol en nuestro propio arco. Los temas Pallotta-Friedkin y el Petrachigate nos dejan tambaleando, haciéndonos más hablar de lo que pasa afuera, que realmente es muy importante, a enfocarnos en qué equipo veremos el miércoles contra la Sampdoria de Ranieri en el Olímpico.

¿Qué sensación queda en la boca luego de las últimas horas? La llamativa, o intempestiva, salida del director deportivo, con un escueto comunicado en el que se informa de la determinación de la cúpula directiva, pero no se explica los motivos de la decisión. “La suspensión de Petrachi era inevitable”, dijo Guido Fienga, el Ceo que quedó en el cargo, por ahora, mientras se busca un reemplazo. Ok, inevitable. Pero ¿por qué? ¿Qué pasó? Los hinchas merecen una explicación más clara, más allá de que Planeta Roma fue dando detalles de una relación que se fue desgastando hasta romperse.

La cuestión entre Pallotta y Friedkin, con ofertas que ya no convencen y declaraciones cruzadas, no suma desde ningún punto. Es como un sentimiento de inestabilidad. Que Pallotta quiere lo mejor para Roma, eso es seguro. No puede dispararse en el pie. Pero también es cierto que en su mandato no se sumó ningún trofeo a una vitrina que necesita actualizarse. Y aún más verídico es el poco tacto (para usar una definición bondadosa) que se tuvo con apellidos como Totti y De Rossi. Y parece que con Florenzi va por el mismo camino…

Bueno, pero no todo es malo. La Roma vuelve. La sensación es que los tema extrafutobolístico nos ponen 1-0 abajo en el tablero, pero que hay tiempo para darlo vuelta. También material, con la esperanza puesta en Fonseca y sus jugadores. La clasificación a la Champions League que viene no es imposible: sí, difícil, pero no está perdida. La actual Europa League, con definiciones a partido unico, puede darnos la ventaja de jugar a todo o nada en 90 minutos.
Jugadores también tenemos para soñar. Hay una base, hay históricos, hay un capitán (Dzeko) que se hizo cargo de lo que significa llevar la cinta romana, hay un Zaniolo que no ve la hora de volver… Hay hinchas que quieren disfrutar de ellos.

El mercado no se movió todavía y lo mejor que podría pasarnos en reducir la nómina, sobre todo los sueldos altos de jugadores que poco le dieron al club, para así ir mejorando las financias y los números en rojos. Ese es otro partido, en el que también estamos abajo. Otro que hay que dar vuelta antes de que sea tarde.

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