En las vidas paralelas de Nicolò Zaniolo hay evidentemente dos caminos bien diferenciados: el boom previo a las lesiones y las precauciones que caracterizan su vida futbolística posterior. En los albores de 2020, los grandes competían por hacerse con él: con el Bayern de Múnich, se susurra en Trigoria, quien estuvo dispuesto a invertir hasta 80 millones de euros. Ahora de forma más realista estamos hablando de una cotización entre 40 y 50 millones.
El precio de la ficha se puede estimar con precisión solo si Nicolò logra encontrar continuidad. Y esto explica –escribe Carlo Laudisa en ‘La Gazzetta dello Sport‘- la actitud expectante del entorno del jugador. Su contrato vence en 2024 por unos 2,6 millones de euros netos, con Pellegrini y Abraham muy por encima de los 4 millones. Y ciertas diferencias, como sabemos, dan lugar a comparaciones que también pueden ralentizar la negociación que acaba de comenzar.
De hecho, el propio Zaniolo puede estar interesado en ganar tiempo, centrándose en una recuperación competitiva constante. Si Roma logra marcar una renovación para fines de 2022, entonces todo permanecería bajo control, de lo contrario, existe el riesgo de ingresar a un túnel de salida real. La Juventus (y no solo) está esperando el momento adecuado para entrar en escena, quizás sin gastar demasiado. Lo cierto es que en Turín se está lidiando con la solución del caso Dybala, pero no es seguro que la ofensiva se lance a corto plazo.
