Cuatro victorias en cinco partidos y un equipo que ahora rema fuerte con todos en el mismo lado. En un mes, Daniele De Rossi ha (re)conquistado la Roma alternando palmaditas en la espalda con arrebatos saludables como el que tuvo lugar el domingo en Frosinone, escribe Francesco Balzani en el diario Leggo. Un discurso con tonos fuertes, pero sin acusaciones ni críticas individuales. Una toma del vestuario por parte de Daniele, que conoce bien determinadas dinámicas (basta ver la sustitución de Huijsen) y que al final del partido también admitió sus errores en el despliegue inicial.
Un primer tramo del camino que está convenciendo a los Friedkins para confirmar al ex número 16 como el técnico del futuro. Mientras tanto, De Rossi ha recuperado toda la plantilla excepto Abraham, que regresará en marzo. Y adapta una rotación funcional que no mira a nadie y que también pretende identificar los puntos fuertes de la Roma del futuro. El caso más evidente es el vinculado a Svilar, ahora portero titular en sustitución de Rui Patricio. Una elección que, de hecho, ya ha sido esbozada por Mourinho y que podría llevar a un replanteamiento del mercado. Lo mismo ocurre en ataque, donde Lukaku fue sustituido por primera vez al final de la primera parte. De Rossi optó por centrarse en Azmoun, una jugada ganadora como la de dar confianza a Baldanzi.
Ahora llega el Feyenoord, en el que será el primer banquillo europeo en el Olímpico para DDR. El técnico podrá contar con un Dybala descansado y un Pellegrini utilizado sólo en la segunda parte en el Stirpe. Pero en un futuro próximo De Rossi podría cambiar las cartas sobre la mesa. En Frosinone, la Roma acabó el partido con una defensa de tres. Por otro lado, el regreso de Ndicka y Smalling podría ofrecer una variable táctica interesante en un camino que en el campeonato verá dos partidos asequibles (Torino y Monza) y el choque directo entre Bologna y Atalanta.
