La actuación de Bryan Cristante ante el Udinese quedará grabada en la memoria de la afición giallorossi no tanto por el penal fallado, que de todos modos no empañaba mucho una buena presentación, sino por las condiciones en las que se vio obligado a jugar desde el 23′ de la primera parte: tras un choque de cabeza en el área contraria, el centrocampista giallorossi tuvo que llevar un llamativo vendaje en la cabeza.
De hecho según informó Il Corriere dello Sport, en lugar de puntos, a Cristante se le aplicó un pegamento especial para el corte largo y profundo debajo de la ceja izquierda, que le permitió jugar sin riesgo a pesar del párpado hinchado. Tenía dificultades visuales, pero apretó los dientes y quiere hacer lo mismo el jueves, aunque el párpado superior todavía está hinchado y por eso tendrá que ser evaluado el miércoles y también el jueves por la mañana.
Lo cierto es que los médicos aconsejaron al chico de San Vito del Tagliamento que dejara el campo tras el fuerte golpe recibido, tanto que Mourinho inmediatamente mando a calentar a Matic, pero Cristante declinó con un rotundo: «Sigo jugando«. A pesar de que sus condiciones no son las óptimas y pese a las indicaciones médicas. Y esto, a ojos de Mou, sus compañeros y la sociedad, no ha pasado desapercibido.