«¿Y si yo fuera el nuevo técnico?». El sábado Claudio Ranieri bromeó sobre ello, aunque ciertamente tiene esperanza en su corazón, escribe Andrea Pugliese en La Gazzetta dello Sport. Porque significaría que la Roma lo habría hecho bien y que los Friedkins estarían convencidos de seguir con él en el banquillo de los Giallorossi. Sin embargo, salvo giros sensacionales, al final las cosas no serán así y Ranieri -después de haber desempeñado lo mejor posible sus funciones actuales- a partir del próximo verano entrará por primera vez en su tercera vida: después de la de futbolista y entrenador, llega la de directivo.
Ranieri ya está trabajando en ello en Trigoria como una especie de manager. Basta pensar en lo que hace y en lo que dice. A partir de la rueda de prensa de presentación, cuando le robó el protagonismo a Florent Ghisolfi, dándole también una importante ayuda a nivel dialéctico. Para luego continuar con su postura hacia los árbitros justo cuando el propio Ghisolfi se había quejado. Finalmente, el abrazo de Bove («Todos estamos contigo») y la defensa pública de los Friedkins el pasado sábado: «¿Pero cuáles son las propiedades americanas que hablan?».
Está claro que la elección más importante ahora será entender a quién elegirá la Roma para el banquillo el próximo año. Muchos en Roma sueñan con la llegada de Massimiliano Allegri, sobre el que ayer circulaban muchos rumores: del West Ham a la cancha de los (ricos) clubes árabes. Y luego está la cuestión de Totti, que también es crucial. Y luego Ranieri también tendrá que decidir cuáles serán los romanistas del futuro, en quién centrarse y en quién no. Después de Lecce, por ejemplo, fue directo sobre Paredes: «Los campeones son campeones. Yo lo conservaría, pero también dependerá del nuevo entrenador». El contrato de Paredes expira, al igual que El Shaarawy, Hummels, Dybala y Zalewski. Con el polaco eliminado, los demás con Ranieri han recuperado su lustre y brillo e imaginar que permanecerán en Roma el próximo año no es una broma (Dybala, entre otras cosas, se acerca rápidamente a la renovación automática).
Luego está la renovación de los contratos a renovar de Svilar y Pisilli, en la que está trabajando Ghisolfi. Pero podemos prometerle que Ranieri hará una sugerencia. Exactamente como Celik y Pellegrini, cuyos contratos expiran en 2026. Pronto tendremos que decidir qué hacer. Y se hará escuchando también a Ranieri…