El grito del capitán quedó comprimido tras nueve meses de frustración entre la Roma y la selección italiana. Lorenzo Pellegrini no marcaba un gol decisivo desde el 17 de marzo, cuando curiosamente castigó a su ex equipo: el Sassuolo. Posteriormente vivió nueve meses desestabilizadores entre lo público y lo privado. A partir de la destitución de De Rossi no hubo paz para él cuenta Roberto Maida en el Corriere dello Sport.
Pero sobre todo, desde que llevaba el brazalete de capitán, nunca había estado en el banquillo tres veces seguidas por una elección técnica. La terapia de choque de Ranieri ya ha logrado un objetivo tangible. Pellegrini no sólo volvió a marcar goles, rompiendo el empate en el partido contra el Braga. Pero también pensó en su entrenador, corriendo a abrazarlo en señal de agradecimiento.
En los últimos dos meses, Pellegrini habría pensado muchas veces en dejar la Roma, no por el deseo de escapar de responsabilidades sino por recuperar la serenidad necesaria para expresar su talento. Recientemente, como era de esperar, el Galatasaray había informado a su entorno que estaban listos para recibirlo hasta el final de la temporada.
Naturalmente, las indicaciones que llegarán el domingo del partido de Como servirán para aclarar el escenario. Si Ranieri confirma a Pellegrini en la alineación titular, Pellegrini ya no estará separado de Ranieri.