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El método Mourinho aterriza en Trigoria. De Pellegrini a Dzeko: las primeras charlas

«All or nothing«: todo José Mourinho, todo por José Mourinho. ¿Cuándo llegará? ¿Qué hará? ¿Qué dirá él? ¿Dónde vivirá? Todo Mou, escribe Chiara Zucchelli en La Gazzetta dello Sport. Y nada (que decir), al menos hasta que ponga un pie en la ciudad primero y luego en Trigoria. Suponiendo que este sea el orden. Porque, como puede verse claramente en la serie de Amazon Prime que cuenta sus primeros meses en el Tottenham, para Mourinho el medio ambiente, la ciudad, la vida cotidiana son un límite. Para él, al menos en los albores de una nueva aventura, solo hay jugadores y campo de entrenamiento.

Al inicio de su experiencia en el Tottenham Mou identifica cuatro jugadores importantes. O al menos así nos cuenta la serie: el Capitán Kane, que da ejemplo «aunque solo sea por cómo se comporta y trabaja». Mourinho le habla de inmediato y en el segundo entrenamiento lo invita a irse a casa para estar con su familia y acostar a sus hijos. Inevitable el pensamiento de la primera entrevista que tendrá con el capitán de la Roma, Lorenzo Pellegrini. Quizás Mou le diga las mismas palabras que le dijo a Kane: «Puedo convertirte en un jugador universal incluso fuera de Inglaterra». Incluso sin brazalete, un líder del vestuario del Tottenham es Moussa Sissoko, un jugador de experiencia y personalidad, líder carismático del grupo. Para bien o para mal.

Mou es advertido de esto por uno de sus colaboradores, en Roma no será necesario. Ya conoce la importancia de Dzeko y le bastará con ver el aplauso de sus compañeros en el derby para entenderlo todo y lo tendrá en cuenta. Pero el líder del grupo siempre será él: Sissoko se ha adaptado rápidamente, Dzeko tendrá que hacer lo mismo. Discurso idéntico para el jugador más talentoso del grupo, pero con la cabeza más caliente. En los Spurs es Dele Alli, clase infinita, personaje particular. Mourinho, el primer día, delante de todo el equipo le dice que ha entendido que no le gusta entrenar bien (eufemismo) pero luego intenta animarle reiterando muchas veces que todo se puede parar menos de tiempo, y así corre el riesgo de vivir con remordimientos. El pensamiento va inmediatamente a Nicolò Zaniolo y no porque no entrene de la mejor manera sino porque, neto de las dos lesiones, no tener la cabeza en su lugar corre el riesgo de frenar un talento que es tan grande como el de Dele Alli, si no más.

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