Con el pitido final del partido ante el Leicester, Abraham, ya protagonista del partido, se convirtió en la estrella del post-partido. Tras desplomarse sobre el césped por el cansancio y la tensión acumulada en los noventa minutos de juego, el inglés se dirigió hacia la Curva Sud para dar las gracias a toda la afición giallorossi presente. Con quien está construyendo un vínculo cada vez más indisoluble.
Así lo atestiguó el atacante que, entre aplausos, pidió a los fotógrafos de su alrededor que giraran sus lentes hacia la gente de las gradas, artífices de una ‘perfomance’ para enmarcar: «Inmortalízalos a ellos, no a mí», dijo el número 9 que agradeció al público también en las entrevistas posteriores al partido: «La afición nos ganó el partido incluso antes de que empezara. Ya no estamos en el campo y ellos siguen cantando. Llegar a la final es un sueño hecho realidad».