En un día en el que se habló mucho del estadio de la Roma, se hizo en parte por motivos equivocados, aunque afortunadamente también se trabajó mucho. Y es que la semana pasada la empresa Nomisma entregó al gobierno de la capital italiana, tal como lo exige el contrato, el expediente resultante del Debate Público realizado durante los últimos dos meses. Por suerte, porque en cambio la jornada había comenzado bajo la bandera de los Comités Contrarios al estadio, convocados por el presidente de la Comisión de Deportes del Municipio, Bonessio, para presentar el contraexpediente que anunciaron en los últimos días que habían elaborado.
Una audiencia sin valor, pero que da una idea de cómo se está produciendo un reposicionamiento de algunos concejales, que probablemente estén aprovechando el momento en beneficio de una presunta visibilidad personal cuenta hoy el diario Il Romanista. Un gol en propia puerta, ya que los representantes de los comités presentaron en apoyo de sus tesis un estudio sobre el consumo de suelo realizado por ISPRA, que luego resultó ser falso. De hecho, el Instituto Superior de Investigación y Protección del Medio Ambiente, en declaraciones a Radio Roma Sound, negó haberlo llevado a cabo.
Sin embargo, no es falso el cuantioso expediente elaborado por Nomisma, en el que curiosamente se destaca la petición ciudadana de aumentar el aforo del estadio. De hecho, los romanos quieren un estadio con 70.000 plazas (frente a las 55.000 que pueden ampliarse a 62 previstas en el proyecto del club). Otra petición se refiere a la Curva Sud, que se sugiere diseñar sin anillos. Durante el debate surgió el interés por el verde y la movilidad. En el primer frente, lo preocupante es la fragmentación de las zonas en diferentes espacios y el hecho de que algunos estén vallados. En materia de movilidad, sin embargo, se pidió el refuerzo de la red ferroviaria.
En esencia, en una primera y resumida lectura no se habrían presentado elementos nuevos capaces de influir en el proceso de aprobación del proyecto. Ahora es cuestión de saber cuánto tiempo tardará el Ayuntamiento en examinar el expediente y luego transmitirlo a Roma, para permitir que se respeten los plazos anunciados para la entrega del proyecto final (finales de diciembre – principios de enero). Un objetivo que hoy sinceramente parece difícil de alcanzar.