Hace tiempo, la Roma necesitaba vender, escribe Andrea Pugliese en La Gazzetta dello Sport, sobre todo antes del 30 de junio, en busca de las plusvalías necesarias para llegar a fin de mes. Con el presupuesto por resolver, también por motivos relacionados con el juego limpio financiero y el acuerdo firmado con la UEFA en 2022, ese tiempo ha pasado, porque la Roma de hoy piensa de otra manera.
Y, sobre todo, ya no tiene ganas de vender primero y luego comprar. De hecho, de momento ha ocurrido todo lo contrario, con la compra definitiva de Angeliño (5 millones al Leipzig) y la compra del joven Sangaré (alrededor de 1,2 millones de euros. En definitiva, en un momento en el que los Friedkins están a punto de formalizar la compra de Everton, (que pasará a formar parte de la galaxia de los texanos junto con Roma y Cannes), la mejora en las cuentas de los Giallorossi que llegaron en la última temporada permite a la Roma mirar al futuro con un sentido diferente.
El resultado financiero presenta casi un plus de un 25% como resultado neto gracias a la contención de los costes operativos (-25%) y al crecimiento de los ingresos operativos (aproximadamente +20%). Temporada de Riad). Todo esto permite hoy a la Roma poder mirar el mercado con otros ojos, con el deseo de gastar en jugadores jóvenes de calidad que puedan crear activos y valor.