Tras las elecciones y elegido el nuevo alcalde de la capital, el tema del estadio vuelve a estar en el centro del debate. Porque el tema de los sistemas de la ciudad capital siguen siendo un punto central, tanto por la posible remodelación de cuadrantes urbanos enteros, como por la necesidad de dotarse finalmente de estructuras adecuadas para una capital europea. La hipótesis del área para el estadio sigue apuntando a Ostiense, y los Friedkins siguen trabajando en la viabilidad de la operación según cuenta Il Romanista.
Lo que tendría unos costes de construcción relativamente bajos y, sobre todo, no necesitaría obras estructurales masivas como habría impuesto el proyecto de Tor di Valle. Una hipótesis sobre la que también trabaja la Municipalidad, y por la que el nuevo alcalde Roberto Gualtieri todavía pretendería nombrar un equipo dedicado, liderado por Giulio Pelonzi, quien también apunta ser nombrado concejal de Transportes. Y la combinación de las dos tareas tendría el efecto de acelerar cualquier conversación sobre el nuevo estadio.
La posibilidad de que la Roma se quede en el Olímpico sigue en pie, y de hecho gana enteros. Ciertamente no en este Olímpico. El inmueble debe revisarse drásticamente. La pista de atletismo, así como la excesiva capacidad, hacen que el Olímpico no sea muy moderno y sobre todo no muy adecuado para las necesidades de la Roma. Pero renovarlo tendría la ventaja de no tener que intervenir con leyes particulares o procedimientos muy largos, y en un par de años se tendría una estructura renovada.
A raíz de lo que se ha hecho en otras ciudades y, en cierto modo, también en Turín. El estadio está actualmente en manos de Deporte y Salud, empresa perteneciente al Mef, ese ministerio que hasta hace poco lideraba Gualtieri, y de la que Stefano Scalera era subjefe de gabinete, ahora directivo de la Roma, y quien tiene en su plan de trabajo específicamente tirar adelante el tema estadio. Los propietarios del club preferirían tener sus propias instalaciones, lo que podría ser un problema el permanecer en el Olímpico. La hipótesis en la que de hecho estaría pensando el Ayuntamiento sería asumir la gestión del estadio en manos de Deporte y Salud, para luego reestructurar la instalación y gestionarlo junto con la Roma.
Y al Ayuntamiento le gustaría hacer la misma propuesta a Lazio para el estadio Flaminio. De este modo, la ciudad, al menos en las intenciones de la administración pública, se dotaría de dos nuevas obras importantes, sin renunciar, sin embargo, a dos símbolos del deporte romano que ciertamente cobrarían nueva vida. Lazio estaría reflexionando seriamente sobre esta posibilidad y habría la aprobación de la propiedad. Para la Roma, sin embargo, la reflexión aún estaría lejos de ser una conclusión y, en este momento, la preferencia, como se mencionó, sería hacia otras soluciones. En los próximos días, quizás tan pronto como la semana que viene, Gualtieri comunicará qué hombres integrarán el próximo Consejo Capitolino. A partir de ese momento, Roma volverá a hacerse oír y presionar al Municipio para encontrar pronto una solución definitiva y definitiva.