‘Un puntito’, así definió el empate del domingo Mourinho, pero es un puntito que sabe mucho a caldo calentito antes del descanso. El empate en el derby no es suficiente para hacer sonreír plenamente a Mourinho y su Roma, que en los últimos 6 partidos de liga y copa ha marcado sólo 5 goles, escribe Francesco Balzani en el diario Leggo. Poco teniendo en cuenta que en los seis anteriores había sido 19. ¿Qué pasó con Dybala y Lukaku?
Los problemas físicos de ‘La Joya’ y el cansancio fisiológico y entendible de Big Rom son evidentes pero lo que le falta a la Roma es esa figura de «conexión» que Mou ha invocado en más de una vez. Y luego Pellegrini o Renato Sanches, ambos convalecientes (eternos, dirán algunos con sorna). El técnico -que no ha cerrado la renovación- tendrá 12 días para recuperarlos y continuar la carrera por los puestos Champions. El capitán, que volvió a quedar fuera de la selección y hasta ahora sólo jugó 312 minutos en la Serie A, permaneció en el banquillo en el derby. El luso en cambio entro al campo mostrando un notable retraso en su forma que podrá pulir en este parón. De hecho, incluso contra la Lazio, la Roma demostró que le faltaban ideas una vez que llegó a la zona de defensa.
También hay problemas en las jugadas a balón parado, uno de los puntos fuertes de los Giallorossi la durante la era Mourinho. Sólo se marcaron 2 goles de córner (un total de 2), cuatro si contamos también los tiros libres. Lo cierto tambien es que el de la Roma es tercer ataque de la liga. Porque sí, los números siempre son válidos y por eso poco importa que de los 22 goles en total, 7 fueron contra el Empoli, no ha pasado desapercibido que en tres de los últimos cuatro partidos (incluido el de la copa de Praga) los Giallorossi se quedó sin gol. Pero hay más. Porque no se puede marcar por desperdiciar oportunidades o por encontrar al portero contrario en una noche de suerte asegura por su parte Il Messagero.
En el caso de la Roma, el problema es más profundo: los Giallorossi no marcan porque no disparan a portería. El cero suele ser el rey cuando se analizan los disparos del equipo de Mourinho: ninguno en la primera parte contra el Inter y el Slavia, cero tiros a puerta en la segunda parte contra la Lazio. Los goles esperados son la consecuencia lógica: 0,12 en Milán, 0,3 en Praga, 0,34 en el derby. Por lo tanto, no puede ser casualidad que, el domingo, Lukaku empezó a verse molesto después de tres minutos pidiendo un balón jugable.