Los laterales, hoy carrileros de la Roma han renacido. Es decir, desde que Fonseca cambio el esquema que le acompañó en sus inicios de su aventura romana y casi todas las experiencias anteriores. La transición de la defensa de cuatro a la defensa de tres liberó a los hombres de las bandas de tareas puramente defensivas, relegándolos en la fase de no posesión al mero apoyo a sus compañeros que juegan en la línea de defensa central. Liberados de la carga defensiva, los jugadores asignados a ocupar los laterales pudieron por fin dar rienda suelta a todas sus habilidades de carrera larga, característica que los ha beneficiado tanto a ellos como al equipo.
Según cuenta Fabrizio Pastore en el diario Il Romanista, Leonardo Spinazzola representa el ejemplo más brillante de los beneficios derivados de la transformación táctica. A excepción de las tres apariciones posteriores a la lesión, en la que brindó malas actuaciones (dos de las cuales coinciden casualmente con los peores resultados de los últimos tiempos), el exjugador de la Juventus es con Mkhitaryan y Veretout el jugador más continuo en la plantilla desde Julio hasta hoy. Y tan pronto como volvió a ser un factor, en el último campeonato contra Spezia, la Roma encontró la victoria. Los dos últimos goles Giallorossi nacieron de dos de sus impresionantes aceleraciones, ambas terminaron con la búsqueda de la contraparte en el lado opuesto (primero Karsdorp, luego Peres). La génesis del gol decisivo lo vio protagonista de un sprint en plena recuperación que, como suele suceder, le permitió dejar en su sitio a su oponente directo.
Una situación que no forma parte de las estadísticas de asistencias, pero sin la cual no se habría desarrollado la acción que fijó el marcador final en 4-3. Como ya ha sucedido en muchas otras circunstancias. Aunque quiera detenerse en el mero análisis de los números, la aportación ofensiva del número 37 sigue siendo muy notable esta temporada: un gol anotado, cinco propiciados por sus pases ganadores, siete ocasiones de gol creadas. A lo que habría que sumar otro gol personal y otra asistencia en la final del año pasado.
La confirmación de la incidencia del carrilero proviene de las cifras elaboradas por el resto de jugadores que se alternaron en los dos carriles. Recién en la última jornada Rick Karsdorp encontró su primer gol como romanista. Pero antes de marcar el gol ante el Spezia, el holandés se convirtió en el segundo hombre-asistencias del equipo, por detrás de Micki (que manda el ranking específico de todo el campeonato) y junto a un mediapunta de pies refinados como Pellegrini: ambos suman cuatro. El número 2 encontró la continuidad de las mejores jornadas gracias a una condición física que finalmente se normalizó tras las primeras temporadas a merced de las lesiones. Poco a poco se va acercando a los números sensacionales que le habían destacado en el Feyenoord (19 pases ganadores en poco más de dos temporadas) gracias a la posibilidad de proponer sus galopes explosivos también y sobre todo en la mitad contraria del campo.
Y del sistema adoptado a partir del verano de 2020, Bruno Peres también obtuvo ciertos beneficios, brindando una alternativa bastante creíble a los titulares de ambas bandas. Más allá de sus característicos cambios de rendimiento, el brasileño ha logrado propiciar en lo que va de temporada cuatro asistencias, la más reciente para un triunfo de última hora sobre Spezia, y un gol esta temporada, considerando la Europa League y Serie A.
Si le sumamos gol ante el Young Boys anotado por Riccardo Calafiori, que también jugó muy poco (apenas 199 minutos este año, 60 en la última jornada del último torneo), la aportación global de los carrileros hasta ahora con línea de tres suma 17 goles de los 56 marcados en 2020-21 por la Roma. Aproximadamente un tercio. No está mal.
