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El agente de Svilar es considerado un hueso duro de roer pero de momento comparte con la Roma la voluntad de renovar el contrato de Mile; para el club es un pilar del futuro

No hay nadie como él entre los porteros de la Serie A. Y la Roma quiere blindarlo. Mile Svilar está cuajando un año fantástico, con unos números que demuestran una consistencia increíble y que han barrido cualquier posible duda tras el excelente impacto que tuvo la temporada pasada tras el relevo de Rui Patricio.

Según las estadísticas del sitio especializado Fotmob, el belga es primero en porcentaje de paradas, con un 77,6% de intervenciones lo que le convierte en el mejor del campeonato, es segundo detrás de Milinkovic-Savic en goles evitados, mientras que son 15 las veces en las que ha mantenido su portería a cero en la Serie A (al igual que Meret). Con los datos en mano, nadie puede pensar en considerarlo un meteorito afortunado. De hecho, después de su última actuación contra la Fiorentina y la ovación de la multitud, la comparación con alguien como Alisson no es para nada tabú.

La Roma es muy consciente del valor del exjugador del Benfica, que llegó en el verano de 2022 por solo 1,5 millones de euros como comisión tras firmar, y el proceso para renovar su contrato comenzó a finales del mercado de fichajes de enero cuenta este jueves Filippo Biafora en el diario Il Tempo. La negociación no es fácil ya que el agente del portero es considerado un hueso duro de roer, pero de momento ambas partes tienen el mismo objetivo: prolongar la boda más allá de la fecha límite actual fijada en 2027. Ghisolfi ya ha presentado múltiples ofertas a su interlocutor y, aunque no se ha encontrado la síntesis, las negociaciones continuarán en las próximas semanas.

El acuerdo total no es inminente, pero en Trigoria han entendido perfectamente el valor de Svilar y el club le ha señalado como uno de los pilares del futuro. «Mi casa», dijo el propio número 99 tras la calidez de la afición olímpica hacia él, con reiteradas declaraciones y entrevistas que no pusieron ninguna prisa ni presión sobre la dirigencia. Todos ingredientes que en los próximos meses, salvo sorpresas de las que por ahora no hay indicios, deberían desembocar en un apretón de manos para la renovación.

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