El jardín de Paulo, el Olímpico, es como la manta de Linus. Un lugar para gestionar momentos de estrés, críticas y decepciones, donde podrás encontrar estabilidad y sentirte líder. En esta etapa, Dybala se transforma. Los números lo dicen: de los 39 goles que marcó como giallorossi, 29 llegaron en partidos de local. Hace tres años, junto a Mou, representó el sueño de una nueva era. Hoy Dybala es el eslabón al que nos aferramos para engañarnos y creer que aún vivimos esa grandeza.
Él, a su manera, relanza: «Quiero ganar la Champions con la Roma o con otro equipo», confió en un live en Twitch. Así, cuando a finales de la semana pasada el agente Novel se presentó en Trigoria, la certeza de verlo el año que viene gracias a la renovación automática estaba lista para entrar en vigor en el partido contra el Napoli (inicialmente el entorno estaba convencido de que sería después de Bologna), se ha transformado en la esperanza de disfrutarlo al menos durante dos años más. Porque –según cuenta Stefano Carina a ‘Il Messaggero‘- la intención del club es clara: 8 millones (más uno en bonus) de salario son insostenibles para un club que también este año -a menos que se gane la Europa League- está casi seguro que la Champions League de la próxima temporada también se vera desde casa.
Y aquí es donde la renovación viene al rescate en el sentido de que dividir su sueldo en más años de contrato sería ideal: las partes llevan tiempo negociando y la reunión que tuvo lugar la semana pasada confirma que se trata de un asunto que los Friedkins quieren resolver lo antes posible. Después de todo, Paulo tomó su decisión este verano, cuando dijo no a la oferta multimillonaria de Al Qadsiah. Quiere quedarse en Roma, ampliar su familia y luego, sólo más adelante, mudarse a Miami o regresar a Argentina. Esta noche alcanzará los 100 partidos con la Roma cuando se enfrente al Genoa, uno de sus objetivos favoritos.
