Eran alrededor de las 14.30 horas en Inglaterra de ayer jueves 8 de agosto cuando James Featherstone entro en el hotel de St George Park – acompañado de un colaborador – para ir a encontrarse con su cliente, Chris Smalling cuenta Corriere dello Sport.
Los tres se sentaron en la zona del bar del hotel de lujo: el defensa ya había comido con el equipo, después del entrenamiento matutino, los otros dos deciden almorzar mientras mientras tanto hablan con el defensor Giallorossi. El tema, por supuesto, es el futuro. Una conversación de una hora completa antes de despedirse de Smalling que tenía que preparar el entrenamiento de la tarde.
El futuro del inglés de treinta y cuatro años aún es incierto, la Roma querría prescindir de un salario tan alto como el suyo de 4,5 millones brutos y su agente busca un equipo para continuar su carrera como titular y también conseguir un contrato mayor y más largo que el actual, que expira en un año.
Por ello, Featherstone intentó reabrir el discurso árabe con Smalling, una hipótesis que el jugador había abandonado hace un tiempo porque estaba convencido de que aún podía hacerse un hueco importante en Europa. Salvo que ni una sombra de ofertas, tanto por el alto salario como por esas garantías físicas que Chris no podía dar a un club interesado. En Arabia Saudita, sin embargo, probablemente no tendrían ningún problema en apostar por él, y el dinero ciertamente no es un problema.
La conversación entre los tres acabó con un abrazo, su agente tendrá ahora el objetivo de trabajar en todas las pistas posibles, incluso fuera de Europa, para luego informar de ello al ex central del United. Smalling habría aceptado una reducción salarial para buscar un nuevo club y evaluará todas las posibilidades. La Roma espera que así sea y mientras tanto sigue intentando buscado acomodo a aquellos jugadores que no entran en los planes, para luego invertir el tesoro en el mercado entrante.