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Edoardo, el hincha de la Roma afectado por una enfermedad terminal, admite:»Estoy enfermo pero no de algo terminal, fue una broma, soy muy bromista»

La historia que ha conmovido las redes sociales y el mundo del fútbol durante la última semana es la del aficionado giallorossi Edoardo, quien se dijo enfermo terminal y con el deseo de ver al equipo de De Rossi llevarse a casa el trofeo de la Europa League. Sí, ‘quien se dijo’ porque a pesar del llamamiento del propio Daniele De Rossi a nombre de la Roma durante la rueda de prensa de este miércoles en la previa del Roma-Milan, el aficionado había, comprensiblemente, decidido permanecer en el anonimato por el momento.

Lo mas triste de todo es que en las últimas horas de este jueves comenzó a circular que todo era mentira y en efecto. Luego de dos días de silencio, la persona concedió una entrevista a los micrófonos del portal AdnKronos quienes adelantaron que todo era mentira y explicó que en realidad su enfermedad no es terminal. Estas son sus palabras reportadas por su web:

“Vivimos en una sociedad donde si te sientes mal tienes que llorar y sentir lástima de ti mismo. Si a los demás les pareces mal si alguien que ríe y bromea, entonces no puede ser cierto que estés sufriendo. Si me equivoqué fue en que definí mi enfermedad como ‘terminal’, aunque luego corregí, por fortuna. La mía no es una enfermedad terminal pero sí crónica e incurable. Vivo con ello desde hace años y comencé un tratamiento experimental que me obliga a salir de Italia. Pero por el momento no voy a ir a Suiza».

Edoardo luego agregó: “¿El fin de la vida? Es un pensamiento extremadamente relajante para mí, por eso lo mencioné. Me aferro a mis seres queridos, a mi esposa, pero con esta enfermedad crónica que destroza mi vida diaria, con el médico que siempre me atendió y operó y me dijo que no se puede hacer nada… ya está, te hace pensar en ello. Lo que tengo – dice – lo saben mis padres, dos de mis amigos más cercanos y mi esposa, que incluso el año pasado, cuando nos casamos, me cuidaba con cariño en el baño sin conocer a los invitados, que naturalmente no se daban cuenta de todo. Aquella llamada a la radio, que nunca pensé que causaría tanto revuelo, la hice porque me hacía reír que, incluso en una situación muy dolorosa, mi pensamiento estuviera siempre fuera a la Roma, como lo están hoy. Siempre bromeo, la ligereza me ayuda. Por eso, muchos amigos que escucharon mi discurso en vivo por la radio pensaron que estaba loco al reconocer mi voz. Muchos me han llamado, incrédulos de lo que escondo

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