Basta un poco de paciencia y las puertas se abren: esto es lo que sucede en los equipos importantes, en plantillas donde la calidad a veces rima con democracia. Y así Edoardo Bove, héroe de la última semifinal contra el Bayer Leverkusen, encuentra un puesto titular en Nápoles con el objetivo de ganar posiciones en las jerarquías de De Rossi. Y así Dean Huijsen, cuyo increíble error cometido en la primera parte del partido en Udine sigue en sus ojos, puede esperar el mismo destino en el estadio Maradona, donde nunca estuvo ni siquiera como espectador no pagado cuando estaba en la Juventus.
La joven Roma calienta motores dentro de un circuito lleno de trampas. Bove es joven por así decirlo porque a pesar de que cumplirá 22 años en unas semanas ya ha disputado 60 partidos en la Serie A, es un pilar de la selección Sub 21 y en la última parte de la era Mourinho se merecía el puesto permanente, tanto es así que atrajo la atención de Spalletti que había enviado varias veces un colaborador para observarlo en vivo escribe Roberto Maida en el diario Corriere dello Sport.
No es casualidad que mereciera una rica renovación de contrato en otoño, con el plazo hasta 2028. Con De Rossi, debido al cambio de rendimiento de Pellegrini, volvió a ocupar el banquillo con más frecuencia, pero aun así mereció elogios públicos y privados por parte del equipo. El técnico, que le volvió a encarrilar sin miedo en el partido de vuelta ante el Milán: «Tengo plena confianza en él y estoy feliz de darle esta oportunidad porque es un jugador fuerte».
Bove respondió inmediatamente, jugando con determinación y valentía en lugar de Cristante, y ahora se prepara para otra noche como centrocampista en sustitución del sancionado Paredes. Naturalmente Cristante, el hombre del gol en Udine, volverá a jugar como centrocampista, posición que ha aprendido a amar en las últimas temporadas.
Aún más importante puede ser la prueba para Huijsen, que dentro de un mes concluirá su corta aventura en la Roma y quiere salir de su estado de ánimo: marcó dos goles, uno de los cuales fue hermoso e importante en Frosinone, pero también se comprometió. Dos ingenuidades que costaron muy caras. El primero en el derby de la Copa de Italia, cuando golpeó a Castellanos provocando el penalti decisivo que aceleró su separación de Mourinho, el técnico que le había convencido para elegir la Roma.
No podrá jugar la Europa League porque está fuera de la lista, pero aún le quedan unas semanas para disfrutar en Liga. Y el domingo 5 de mayo, he aquí, el Roma-Juventus: durante el partido de ida en Turín estuvo sentado en el otro banquillo, esta vez espera hacerse un hueco. Pero todo depende de lo que pase ante Napoli y del crash test contra Osimhen: a los 19 años llega el momento de los exámenes finales.