Este lunes Edoardo Bove, cuenta La Gazzetta dello Sport, estará presente en el Artemio Franchi, por primera vez después de su problema cardíaco el 1 de diciembre, en el minuto 17 del primer tiempo del partido contra el Inter, cuando cayó al suelo, en esos momentos de temor total por su salud. Una especial acogida del público de Florencia que siempre ha coreado su nombre en este periodo para mostrarle su cercanía y ahora podrá hacerle sentir su cariño directamente en el estadio le espera.
Para los jugadores sobre el terreno de juego y para Raffaele Palladino, que siempre estuvo cerca de él en los momentos más complicados, será emocionante tenerle cerca. Su padre Giovanni, invitado de la Fiorentina en el sector de autoridad, ya había asistido al partido contra el Cagliari hace dos semanas y había visto marcar a su amigo Cataldi, quien luego dedicó el gol a Edo, como le había prometido unas horas antes.
Esta noche será el mismo jugador quien vivirá el ambiente del partido y animará a sus compañeros, que tendrán un motivo más para buscar los tres puntos ante el Udinese. Evidentemente no podrá jugar, pero supone una señal del camino que forma parte de su vuelta a la normalidad tras el gran susto de hace unas semanas.
De hecho, el excentrocampista de la Roma verá el partido desde el banquillo junto al resto de sus compañeros y no desde la grada. Ya en los últimos días regresó a Viola Park para saludar al grupo. La Fiorentina ha decidido retenerlo hasta final de temporada. Luego regresará a Trigoria para decidir su futuro que corre el riesgo de estar en la Premier League u otro campeonato.