Paulo Dybala ha vivido los últimos noventa días de la temporada sufriendo desde la grada. Perdón, desde el banquillo, porque a pesar de la lesión que lo obligó a abandonar el campo, nunca dejó solo al equipo, ni siquiera a Ranieri, quien le había pedido ayuda. Tanto en el Olímpico como fuera, Dybala no ha echado de menos nada de la Roma, celebrando y sufriendo con el grupo, convirtiéndose en un auténtico mental coach.
La capital, al igual que Trigoria, se han convertido en su verdadero hogar, por lo que ha encomendado a su agente la tarea de trabajar en un nuevo contrato que le satisfaga, permaneciendo en el Giallorossi durante los próximos años de su carrera, pero también en la Roma. ¿Cómo? Distribuyendo el salario y ayudando económicamente al club. El encuentro, según informa este lunes Jacopo Aliprandi en el Corriere dello Sport, está previsto para principios de julio para empezar a hablar seriamente sobre la extensión del contrato.
Por lo tanto, se extendería su estancia y, al mismo tiempo, se distribuirá el salario de siete u ocho millones que se le fijó el pasado enero. Esto significa que el argentino no sólo pesaría menos en el presupuesto de la Roma, sino que también ayudaría al club en sus dificultades económicas.