Dybala publica una foto de un entrenamiento en la que está empapado de sudor, haciendo clara referencia al calor y también a la intensidad de las sesiones de De Rossi. Saldrá tras el partido amistoso contra Latina del día 17 para regresar un par de días después de la boda. Sentido común (el suyo, el del entrenador y el del club) y todos contentos.
El argentino, salvo idas y vueltas, seguirá siendo jugador de la Roma. Evidentemente conoció a Ghisolfi, sus agentes no porque todavía están en el extranjero, la cláusula está activa desde hace diez días según la cual quien quiera puede arrebatárselo a la Roma por 12 millones. Arabia insiste, pero Paulo no piensa en ello. Dybala seguirá siendo un jugador de la Roma con un contrato que expira en un año y que podría extenderse por otros 12 meses si se disputa el 50% de los partidos de la temporada.
No es que le disguste, también porque Dybala entrena con la ilusión y las ganas de un niño e intenta convertir una decepción en una oportunidad asegura Chiara Zucchelli en el Corriere dello Sport. Nadie quiere ocultar lo evidente: la no convocatoria para la Copa América fue un duro golpe y si Argentina volviera a ganar el trofeo el domingo, aunque feliz por sus amigos y por su país, Dybala se sentiría un poco melancólico. Por eso Paulo disfruta del presente: entrena, lidera al grupo y a sus compañeros más jóvenes, anima a España por su amigo Morata y espera el 20 de julio. El sí a Oriana será para toda la vida, en el fútbol su futuro aún está por escribirse. Pero un papel de liderazgo en la Roma, con fanáticos que lo adoran, podría ser la mejor manera de dejar de lado los arrepentimientos y las incertidumbres.