Dybala aún se está tomando tiempo para decidir su futuro. No demasiado, espera también la Roma, porque muchas de las estrategias de mercado de los Giallorossi dependen de su decisión. No sólo de él, porque hay muchas situaciones pendientes en la plantilla, sino que los aproximadamente 18 millones de euros brutos de su salario representan una carga importante para el presupuesto de la Roma, escriben Alfredo Gigliotti y Gianluca Piacentini en Il Corriere della Sera.
Hay una Roma con Dybala y otra sin él, en definitiva, no sólo en el terreno de juego sino también en el presupuesto. Ayer el argentino tuvo una reunión con sus agentes Carlos Novel y Ali Barat, quienes presionan para el traspaso a Al-Qadsiah en Arabia también porque así cobrarían ricas comisiones (estamos hablando de 7/8 millones), pero no sólo eso: además de su esposa Oriana, también lo acompañó en la capital su madre Alicia. La mudanza a Arabia es, por tanto, una cuestión de familia, porque alteraría el estilo de vida de ‘La Joya’, que preferiría quedarse en Europa, posiblemente en un equipo que jugará la Champions. Así lo dijo durante la pretemporada a Daniele De Rossi, con quien ayer todo fueron sonrisas en el primer entrenamiento tras Cagliari.
Dybala no quiere ser visto como un traidor por la afición, que también le aplaudió en Cagliari desde la grada visitante y a la que dio las gracias al final del partido. Al argentino le gustaría que la Roma dejara claro su deseo de traspasarle: el club Giallorossi, por su parte, querría cobrar al menos el importe de la cláusula, 12 millones, pero las prisas por cerrar el asunto podrían empujar a los Friedkins a aceptar algo menos, para luego «liberar» a Ghisolfi, ya bloqueado por las transferencias fallidas de Smalling, Abraham, Bove, Zalewski, Celik, Shomurodov y Karsdorp, que si se hubieran materializado al inicio del mercado de transferencias habrían permitido al francés tiene más margen también para, posiblemente, aguantar al campeón del mundo.
La decisión de marcharse recae enteramente sobre los hombros de Paulo escribe Gianluca Lengua en Il Messaggero. Es él quien tiene que valorar si cobrar 25 millones en tres años, o quedarse en la capital, cobrar 9 millones, aspirar a una renovación (con unos diez partidos basta) y disputar un campeonato competitivo que le pueda devolver a la selección nacional.
Hay que añadir, sin embargo, que en la Roma nadie está haciendo nada para retenerlo, al contrario, intentan evitar al máximo el contacto con la afición, como ocurrió en Cagliari, que podría hacer vídeos que fácilmente se volverían virales, dirigiendo la opinión pública contra la propiedad. Cuanto más se acerca el final del mercado, mayor es la presión para empujarlo hacia Arabia Saudita. Los directivos le pidieron que evaluara la oferta árabe sin rechazarla como hizo a principios de agosto.
En ese momento habría comenzado el tira y afloja: por un lado la Roma que necesita monetizar porque tiene una plantilla poco atractiva para poder ver (véase Smalling, Zalewski, Abraham), por el otro Paulo, que no está nada convencido de desaparecer del fútbol que importa.
