La primera lesión de Karsdorp, en su primer partido de liga, nos dejó con la preocupación que que podía ser otra temporada de fracaso para el. El holandés, sin embargo, supo revertir las «predicciones» recuperando la banda derecha relegando con fuerza a Bruno Peres al banquillo. Con el transcurrir de los partidos entró cada vez más en el juego de Fonseca, encontrando excelentes ideas ofensivas y cierres defensivos, como se vio también el domingo ante el Bologna.
La Roma de Monchi en su momento pagó 14 millones de euros por el, luego las lesiones, incluida la gravísima del cruzado le hicieron borrarse. En su tercer año con los Giallorossi se fue a jugar al Feyenoord para buscar cierta continuidad, pero las cosas no salieron bien en Holanda, en parte por la pandemia que lo detuvo todo.
En verano tuvo algunas ofertas y llegó a estar cerca de Atalanta y Genoa, pero luego de conversar con Fonseca y Friedkin decidió quedarse en la capital. Gracias a esta decisión, comenzó la escalada de Karsdorp y decidió cambiar su dieta, confiando en la nutricionista y el chef de Trigoria que lo ayudó a adelgazar mientras aumentaba la masa muscular. En tan solo tres meses perdió 7 kilos y en el campo, algo que se nota avances, incluso desde el punto de vista mental. Dejó atrás los males musculares, los problemas relacionados con su primer hijo (ahora superado) y las críticas que lo habían abrumado.