Hay rotaciones y rotaciones. La necesaria y la inevitable, para hacer descansar. De Rossi, ante el Torino, trabaja en la segunda. Porque un partido como el que se juega contra el Feyenoord te desgasta escribe Stefano Carina escribe en Il Messaggero. No sólo desde el punto de vista físico: el aspecto mental, en estos casos, no debe subestimarse.
Ciento veinte minutos en juego como los disputados contra los neerlandeses dejan huella. Por eso, mañana ante el plantel Granata el técnico estudia una nueva Roma. Quizás no tan inescrupulosa como la vista ante el Frosinone, cuando se cambio la formación (pasando a 4-2-3-1 con 4 atacantes en el campo) y cinco jugadores diferentes con respecto aquel partido ante Rotterdam. Aunque los cambios pudieran ser los mismos, tal vez incluso uno más dependiendo de las respuestas que reciba de sus atacantes en el entrenamiento de este domingo, es poco probable que cambie su esquema.
Pero después de una batalla como la del jueves, es difícil pensar que Spinazzola (100 minutos), Dybala (102 minutos), Pellegrini (que salió tocado por el endurecimiento de los flexores, hasta el punto de entrenar individualmente ayer), Llorente (baja por una lesión en la cabeza) puedan salir al campo desde el primer minuto en el partido del Olímpico. Y la cosa no acaba aquí: porque Karsdorp podría dar un paso atrás al igual que uno entre Lukaku y El Shaarawy.
Romelu, más allá de la constante defensa del técnico, del abrazo al final del partido con gritos que silenciaron al loco Olímpico, necesita descansar. También porque detrás está Azmoun, alguien que jugó en Frosinone porque «no tenía ganas de dejarle fuera por cómo le veo entrenar» y que hace apenas una semana puso en el banquillo a Big Rom tras una primera parte para olvidar.