Los dos goles marcados por Romelu Lukaku con la selección belga es casi la única nota positiva para la Roma en un comienzo de temporada de pesadilla. Se necesitaba un delantero centro potente, capaz de marcar sin demasiadas dificultades y que hiciera más cínico al equipo. Big Rom fue fichado por cifras muy superiores a una cesión anual normal para dar un punto de inflexión a un ataque aburrido, pasando por Belotti que no encuentra continuidad, El Shaarawy fuera de rol hasta Dybala con demasiada frecuencia en la enfermería escribe Gianluca Lengua en el diario Il Messagero.
Romelu poco o nada podrá hacer sin un centrocampista eficaz para verticalizar como lo hizo Mangala el martes, o sin carrileros capaces de centrar con precisión. Está claro cómo juega el belga: protege el balón de espaldas a la portería y puede actuar como pivot para un atacante dinámico como Dybala, o darse la vuelta, superar al defensor a golpe de potencia e intentar disparar.
Por tanto, para rendir bien necesitara el toque de balón de Paredes, que es muy bueno en la fase de creación, pero tiene más dificultad en la fase de cobertura. O Cristante tiene las cualidades para servirle con un pase directo y una verticalización. Pellegrini será decisivo en el rol de interior izquierdo, porque cuando está en forma es el mejor de la plantilla a la hora de crear ocasiones.