Dani Stone es su apodo, el que él mismo utiliza cuando habla en tercera persona o el que lo ayudó a relacionar sus goles con la música, sus dos grandes placeres. Daniel Osvaldo estuvo casi nueve años en el fútbol italiano y en dos de ellos vistió la camiseta de la Roma, el club que le dejó los más lindos recuerdos y muchos amigos, como el mismo delantero contó. Y entre anécdota y anécdota, el argentino de 34 años tiró un par más que llamativas, a la par de Francesco Totti y Daniele De Rossi. También dejó palos para Prandelli, su ex DT en la selección de Italia, que lo dejó afuera del Mundial 2014.
SU VIDA EN ROMA
«Cuando llegué a Roma lo miraba a Totti y no lo podía creer. Pero pasa una semana, es tu compañero y te das cuenta que es un pibe de barrio como vos», arrancó el Loco en una live de Instagram en TNT Sports. Hasta ahí, pura admiración con respecto a Francesco, respeto total, hasta un poco de vergüenza. Osvaldo llegó a la Loba en agosto del 2011, proveniente del Espanyol (a cambio de 17 millones de euros), cuando Il Capitano ya tenía 20 temporadas en el club y 5 títulos en su vitrina (1 Serie A, 2 Coppa Italia y 2 Supercopa), además del Mundial 2006 que ganó con la Azzurri. Ya era una leyenda.
Con el pasar de los días, entrenamientos, concentraciones y partidos, la relación entre Totti y Osvaldo se fue forjando hasta convertirse en amigos. El tercero de la amistad es nada menos que Daniele De Rossi. Pero volviendo al 10, Dani Stone contó lo que le decía para enfrentar tanto perfeccionismo.»Yo le decía a Totti que para mí era cornudo, porque no puede ser, tenés facha (atractivo), no quiero dar detalles pero también bien dotado, el mejor jugador con el que me tocó jugar… Todo bien hacía, porque mal aliento tampoco tenía. Digo, tu mujer… Sí, olvidate jaja, algo malo tiene que tener. Pero ni siquiera era cornudo», soltó, entre risas.
Por otro lado, reveló dos episodios, uno que guarda en el corazón (y en su casa, porque es un recuerdo tan sentimental como material), y otro que lo asustó bastante. «En Roma fui capitán porque Francesco salió, pero no me dio la cinta que era de él, usé otra, me la firmó y me puso ‘Para mi futuro capitán'», detalló, mientras buscaba la cinta, uno de sus valores más importantes junto a una pelota que le firmó todo el plantel italiano cuando debutó con la selección. El otro momento que trajo desde su memoria fue distinto: «En la Roma tuve un episodio con la barra, me planté y casi me matan. Le pedí a Daniele y a Francesco que me acompañen ja, tan boludo no soy».
Osvaldo vistió 57 veces la camiseta de Roma, el club en el que más partido jugó en toda su carrera. Marcó 28 goles y el más lindo, una chilena hermosa al Lecce, se lo anularon mal por un offside inexistente. «Fue un gran pase de Gago», recordó. Además aportó 7 asistencias y fue expulsado en 3 oportunidades. Cada vez que pudo, Dani regresó al Olímpico, ahora como espectador, como cuando vio un Roma-Napoli junto a Totti: «Contigo era todo más fácil, Capitano». O en el último partido de De Rossi con la camiseta de la Loba, donde fue uno de los tantos que rompió en lágrimas: «Tres pibes de barrio», escribió aquella vez, junto al 10 y al 16. Se retiró a mediados de 2016, luego de estar en Boca y pelearse con Guillermo Barros Schelotto, a otro al que le tiró sus bombas. Estuvo cerca de tres años sin jugar, hasta que Banfield, el club del que es hincha su padre, lo convenció para volver. Por ahora disputó solo 60 minutos entre dos encuentros. Ahora la cuarentena obligatoria en Argentina lo obligó a parar, otra vez.
SU GRAN DECEPCIÓN CON PRANDELLI
«Ojalá que Prandelli la esté pasando para el orto en esta cuarentena. Los diarios decían que como yo era argentino, había que llevar a Cassano… Lo peor es que me enteré por el diario, no me llamó para decirme que no iba. Con Pirlo y De Rossi jodíamos, mirábamos el Corriere dello Sport, que el técnico tenía amigos ahí, ponían el probable equipo, y el que sale en el Corriere es el que jugaba, fija. Se hacía el misterioso, en los entrenamientos no te daba a entender, rotaba, pero fija que Corriere tenía el equipo. Y después del Mundial me llamó para ir al Galatasaray y le dije que no voy aunque me den 50 millones de dólares, me cagué a puteadas». Duro pero cierto. Así se expresó Osvaldo de cómo fue para él quedarse afuera de la lista para el Mundial de Brasil 2014.
Y completó: «Lloré, me quería morir. Me lo había ganado, no era de rebote. Pirlo me manda una foto cuando llegan a Brasil, que llegan al hotel donde Italia concentraba, me dice ‘imaginate si no es una locura que no estés acá’, y me muestra que en el hall había una gigantografía de Buffón, de Pirlo y una mía con la 10, y yo no estaba. Al otro día no estaba la foto, el técnico la hizo sacar, jaja. Así les fue, quedaron afuera en primera ronda».
SU ANÉCDOTA CON HEINZE, CON EL QUE SE HIZO AMIGO EN ROMA
«Me encantaría que me dirija, nos pelearíamos todos los días, uno tiene peor carácter que el otro, pero me encantaría. El Gringo es una persona de oro que lo quiero un montón. Si no fuese por el Gringo quizás no hubiese ido a la selección italiana. Íbamos los dos en auto y me llamaron un día, atiendo, era de la selección italiana, me querían convocar. Me dicen que como soy argentino, ya había jugado en una Sub 20, todavía podía elegir jugar para la Selección Argentina. Me dijo el director deportivo ‘si decís que sí, después no podés jugar en la Selección Argentina’. Le dije que lo tenía que pensar. Le dije lo más probable es que el diga que no, corté y me quedé helado. El Gringo me felicitó por la convocatoria y me preguntó ‘¿le dijiste que sí, no?’. »Sabés que me parece que le dije que no’. Me dice, ‘pero vos sos tarado, llamá y decile que sí’. Me dice ‘¿cuántas veces te llamaron de la Selección Argentina?’ Ninguna, digo. Me empezó a cagar a pedo, y les dije que sí. Tenía razón».
GAGO, CON EL QUE JUGÓ EN ROMA
«Gago, ¡qué jugador! Dámelo siempre, los pases que me daba. Top. Gol de chilena, pase de Gago, anulado. Hay 5 que juegan para los costados, a mí me gustan los volantes que arriesgan los pases para adelante, él lo hacía. Siempre intentaba el pase filtrado. Por ahí no entraba la primera o segunda, pero cuando entraba, era mano a mano con el arquero. Por algo Messi lo quería siempre».