Menos de una semana. Salvo retrasos técnicos, la Roma cambiara de dueño el próximo lunes en Londres, en las oficinas de la nueva empresa Friedkin en el distrito de Edgware. A la firma asistirán padre e hijo compradores, Dan y Ryan, que ya están planificando el nuevo organigrama corporativo y la nueva Junta Directiva, que se renovará en octubre. Naturalmente, también se espera en la Ciudad a Pallotta, que vive los últimos días como patrón de la Roma y quien está en contacto directo con Guido Fienga, quien se permitió un fin de semana de relax antes de volver a gestionar los asuntos de laRoma.
El plan
Friedkin ya ha comunicado al CEO las pautas de su programa: no prevé revoluciones rápidas ni gastos imprudentes, sino que confía en la inversión a largo plazo que podría resultar muy rentable en caso de la apertura del estadio Tor di Valle. En comparación con Pallotta, que se ocupa de la revalorización de activos para revenderlos, Friedkin es un emprendedor integral que se centra en la expansión de los activos personales a través de los negocios. Dentro de un par de años, que pasará por la consolidación de las cuentas, el grupo espera devolver la competitividad de alto perfil a la Roma, tanto en Italia como en el extranjero
El equipo
Por lo tanto, cuidado con la reestructuración interna. La nueva Roma, que será dirigida directamente por Friedkin junior con el apoyo de los dos colaboradores más confiables de su padre, Erik Williamson y Marc Watts, pretende equiparse con al menos dos futbolistas: un asesor del área técnica y obviamente un director deportivo. En las últimas horas se discutió en la sala de control un posible vuelta de Fabio Capello, hasta hoy un apreciado comentarista de Sky. Por ahora es solo una idea: nadie lo ha llamado. Capello, casualmente amigo de Baldini que dejará Roma con Pallotta, sería el supervisor.
