Si no es una última llamada, esta cerca. Parece extraño cuando se habla de Lukaku utilizar una expresión de este tipo, pero la temporada del belga en los Giallorossi ha ido más lentamente a partir del nuevo año. Seguramente por un empeoramiento de su condición física fisiológica a lo que hay que sumar la falta de colaboración del resto del equipo a la hora de servirle balones utilizables. Pero tanto es así que el ex jugador del Inter se ha quedado estancado en diez goles en Serie A, que ciertamente no son pocos, pero se esperaban números distintos de un delantero centro de su calibre escribe Lorenzo Pes en el diario Il Tempo.
Con la llegada de De Rossi, Lukaku sólo ha marcado dos goles (ante Verona y Monza) y no figura en el acta de goleadores desde el 2 de marzo. Además, incluso en su última aparición en Lecce, el número noventa de los Giallorossi parecía aburrido, vacío. Aunque en varias ocasiones trabajó duro en duelos con los defensores contrarios para despejar balones, su contribución dentro de los noventa minutos muchas veces parece insuficiente. Los últimos estallidos del campeonato llegaron de la mano de Dybala.
La que en la salida del campeonato se presentaba como una de las mejores parejas de la Serie A, en realidad hace grandes cosas juntas. Y nunca antes Lukaku querrá ser decisivo, dado que en los dos derbis anteriores (donde la Roma no marcó) decepcionó mucho. Quizás el recuerdo de sus éxitos como protagonista con el Inter pueda ayudarle, dado que en cualquier caso la confirmación en los Giallorossi es todo menos un hecho. De hecho, los costos, además de los retornos, están frenando el entusiasmo, especialmente después de la paralización del Decreto de Crecimiento. Pero cualquier razonamiento se aplaza hasta el final de la temporada, cuando por fin habrá director deportivo en Trigoria.