23 de mayo de 1991. Mañana se cumplen treinta años de la despedida del fútbol de Bruno Conti. El excentrocampista de la Roma habla de sí mismo, la Roma y su recorrido dentro del club en una larga entrevista con el diario Il Messaggero. Aquí es un extracto:
Esa noche que dijo adiós al fútbol faltó su padre y también Ottavio Bianchi …
Bueno, digamos que lo extrañé menos. Lo había invitado, para ser justos. No pudo estar porque tenía que ver detalles con la declaración de impuestos, con el contable….
Recuerdas aún los detalles de esa noche …
Todo, todavía hoy me emociono. Desde Liedholm anunciando el once, diciendo que tenía que jugar porque era mi fiesta, hasta el lanzamiento de la mis botines a la Curva Sud. Por cierto, el chico que la recogió los botines en ese momento vino a verme hace unos meses. Recuerdo a Bearzot, mis compañeros en el Scudetto, desde Pruzzo hasta Di Bartolomei, Ancelotti, todos. Allí estaban mis hijitos, la emoción fue enorme. La noche anterior a la final de la Copa de la UEFA perdida contra el Inter, confieso que estaba preocupado por mi partido fe despedida, no podía predecir la reacción de la afición. En cambio, fue mágico: no había hueco libre en las gradas, había más gente que la noche anterior. Increíble, nunca lo olvidaré.
Cuando lanzas los botines fue como cerrar una cortina …
Estuve en la Roma del 73 al 91, con el margen de esos dos años en Génova. Esta es mi casa.
¿La dejarías?
Por nada del mundo. Sin embargo, hubo momentos en los que estuve cerca de irme, algo que habría sido un dolor. Aquellos que no abandonan Roma no deben ser culpados, es algo que no se puede explicar. Totti en su momento elegido estar en la Roma, yo también. Tengo que morir así.
Como jugador y entrenador, hasta pasando por el riesgo de irse del club …
Sí, hubo problemas con Viola, y me halagó Maradona. Una noche, el ingeniero le dijo a mi pequeño hijo, Andrea, ¿a dónde quiere ir papá? Con Maradona, respondió. Al día siguiente tenía lista mi renovación con la Roma. Luego con Sensi estuve a un paso de irme, quizás no le gustó el acercamiento de la FIGC, que quería confiarme el sector juvenil. También hubo otros malentendidos, incluso al comienzo del mandato como directivo del sector juvenil. Rosella Sensi jugó un papel decisivo, gracias a ella me quedé y fui feliz.
¿Y luego también con Pallotta?
Me dijeron que querían cambiar. “¿Pero en qué me equivoqué?”, Le pregunté a Baldissoni, quien era el CEO. En nada, eso es, luego se sacaron a Tarantino, querían gestionar todo a través de algoritmos. Me refugié en la Academia. Estaba decepcionado, pero solo podía pensar en quedarme …
En algún momento fuiste entrenador, pero dio lo mejor de sí como responsable del sector juvenil …
Pero cuando tienes que llamar a una familia para decir que el niño no ha sido contratado ni confirmado, se vuelve difícil. Por lo demás, es un trabajo hermoso, mi mundo. La victoria para mí no es el Scudetto, sino De Rossi, Aquilani, Florenzi… cien millones en ganancias.
Has vivido tantos presidentes, ¿qué recuerdos tienes de todos y cómo consideras a los Friedkins?
Mire, soy honesto: me recuerdan mucho a Viola y Sensi, que están muy ligados a la Roma. Los Friedkin están presentes, trabajan, también se dieron cuenta de cómo sumergirse entre la gente, identificaron que el sentimiento pasa de ahí. Entendieron que la Roma también es amor, además de negocios.
Ficharon a Mourinho, luego …
Gran tipo, entrenador extraordinario. Los números hablan por si mismos. Un gran funcionamiento técnico y de imagen. Como fan estoy orgulloso, exaltado.
¿Tu mejor fichaje como cazatalentos?
De Rossi. Inmediatamente quedó claro que tenía otro equipo. Totti? Fue una intuición de Gildo Giannini.
¿Tienes el mérito de haber traído a Spalletti?
Lo encontramos en secreto, estábamos enamorados de su Udinese. Esa Roma fue una de las más divertidas y ganó. Y estoy orgulloso de ello.
