La Roma es un hueso duro de roer. Claudio Ranieri lo sabe perfectamente, pero el corazón no se deja dominar por él. Sólo un club podría hacerle renunciar a su pensión: su club, el que siempre ha apoyado y que no soporta verlo así. La Roma americana tiene un alma fría que no coincide con la calidez de la plaza, pero al menos tuvo la inteligencia para comprender que en ese momento se necesitaba una figura como Ranieri.
De todos los problemas que Ranieri tendrá que resolver, hay al menos cinco que es necesario abordar con urgencia cuenta el diario Libero. El caso Hummels. La Roma había fichado a un campeón, De Rossi no había tenido tiempo de incluirle en el equipo, Juric no tuvo ganas y le dejó en el banquillo siempre. Encontrar un rol para Soulé. El argentino se perdió en medio del caos de los Giallorossi, pero la Roma ha invertido mucho en él y no puede darse por vencido. Ranieri debe recuperarlo también porque lo estima. La gestión de Dybala. El argentino está técnicamente fuera de discusión. La Roma no puede ignorarlo, independientemente de las valoraciones económicas de la propiedad. Si está bien, tiene que jugar. Ranieri lo sabe y sin duda intentará ponerle en las mejores condiciones.
Cristante y Pellegrini. Una de las cuestiones más difíciles que hereda Ranieri. Son los jugadores más ‘odiados’ por la afición a la que no le gustaría verlos sobre el terreno de juego. Ambos deben dar una respuesta en el campo. El sistema de juego. El 3-4-2-1 de Juric fue desastroso, hay que encontrar el equilibrio y no se puede descartar un 4-4-2 clásico que permita alinear a Dovbyk, Dybala y Soulé juntos.