De indispensable a no disponible. Así de rápido cambió la vida romanista de Chris Smalling: un año cedido como protagonista absoluto, la compra definitiva al final de una negociación interminable, la cual fue celebrada como un gran golpe de mercado, pero hoy ese día de celebraciones por su regreso a Ciampino se parece mucho el principio del fin, según informa Il Tempo.
El inglés vivió una segunda temporada con un puesto permanente en la enfermería: apenas 13 partidos jugados como titular a lo largo de todo el campeonato, 21 apariciones totales incluidas las copas internacionales y nacionales, Smalling estuvo disponible para menos de la mitad de los partidos oficiales del año pasado entre problemas de rodilla, intoxicación alimentaria, dos lesiones musculares y un umbral de dolor no muy elevado. El tercer año parecía nacer con buenos auspicios, con toda la preparación realizada en el grupo a las órdenes de Mourinho, con quien se encontró en Trigoria después de haberlo tenido como entrenador en Manchester, pero en el último amistoso de pretemporada en el Olímpico ante el Raja Casablanca resurgió su fragilidad muscular y otra lesión lo noqueó para las primeras cuatro salidas de Giallorossi.
El zaguero se ha tomado todo el tiempo necesario para recuperarse de una lesión que los médicos juzgaron «no grave» y, a partir de hoy, en teoría, debería volver paulatinamente al grupo cuando se reanuden los entrenamientos. Mourinho lo necesita, Mancini está aquejado por una inflamación en el pie, Kumbulla volverá de sus compromisos con Albania (ayer 90 minutos en el campo ante Hungría) e Ibáñez no puede manejar solo a la defensa. A la espera de conocer las condiciones reales de Viña luego de su regreso desde Uruguay.
