Después del partido Milan, Paulo Dybala asistió este miércoles al encuentro ante el Monza, su segundo partido consecutivo desde el banquillo.
Encuadrado en repetidas ocasiones por las cámaras de televisión, el argentino ha intentado en reiteradas ocasiones incitar a sus compañeros sobre el terreno de juego, dando indicaciones y viviendo los minutos finales del partido ante los jugadores del conjunto Lombardo con una especial participación emocional. Demasiada para el árbitro Chiffi, quien lo amonestó en el tiempo de descuento.
El motivo que provocó que Chiffi sacara la tarjeta amarilla contra Dybala se remonta a las desmedidas protestas del argentino tras una mala falta sufrida por Ibáñez a manos de Pessina. El argentino está ahora apercibido y si recibe otra tarjeta amarilla será sancionado para la siguiente fecha.
Otro potencial problema que pesa sobre las condiciones del equipo, ya mermado hasta los huesos por la interminable serie de lesiones que le han afectado en las dos últimas semanas.