¿Pudiera Carlos Henrique José Francisco Venancio Casimiro, mejor conocido como Casemiro, tener futuro en Italia? El escenario no se puede descartar a priori, sobre todo después de los primeros contactos serios de los últimos días con la Roma. Los Giallorossi, al parecer, fueron (y seguirían siendo) una hipótesis para la salida del brasileño del Manchester United.
La Roma pensó en el jugador nacido en el 92 para el centro del campo, para luego enfriarse tras el nuevo «rol» de Leandro Paredes, que efectivamente renació con Ranieri tras los meses en la oscuridad con Juric y volvió al primer plano con la llegada de Sir Claudio al banquillo giallorossi. Alguna vez un gran sueño para Boca Juniors, el argentino actualmente no es considerado un jugador que la Roma quiera ceder. En cualquier caso, Casemiro -que tiene contrato con los Red Devils hasta 2026- sigue abierto a un futuro en la Roma, sólo queda por ver si habrá una nueva aceleración al final del mercado.
Casemiro un viejo deseo de la Roma
Pero esta no es la primera vez que Casemiro es ligado a la Roma, sí, ya hubo una primera vez, y estuvo bastante cerca a decir verdad, y no, no fue como uno de tantos rumores infundados que conocemos y leemos en cada ventana de mercado.
Corría el primer año de la primera Roma Americana. Los americanos habían desembarcado en Trigoria. No hubo alfombra roja para recibirlos, sólo hubo nostalgia culpable y una desconfianza casi generalizada. Era necesario poner en orden las cuentas financieras. Pero, sobre todo, había que reconstruir Roma. El heredado, más o menos, había llegado al final de un ciclo que había traído a las vitrinas dos Copas de Italia, una Supercopa y un par de Scudettos perdidos que cualquier aficionado de la Roma todavía recuerda.
Así que adiós Montella, que había estado sentado en el banquillo unos meses antes, ascendido al primer equipo directamente desde las inferiores. Adiós a Vucinic, Menez, Riise. Totti y De Rossi no se tocan, se rearma la Roma. Para hacerlo de nuevo, Franco Baldini fue llamado para asumir el papel de gerente general, quien en ese momento todavía estaba en las sombras, que en realidad no eran tanto sombras, luchando con la elección de la mejor estrategia de salida de su papel como Director de la selección nacional inglesa. Pero fue él quien votó por Walter Sabatini como director deportivo, un equilibrista con gran conocimiento del fútbol y de los futbolistas, contador de historias y fumador. Un montón de jugadores llegaron a ese primer mercado gestado en Estados Unidos. El talento Lamela es la joya de la corona, la locura de Osvaldo como delantero para hacer dupla con Totti. Luego Stekelenburg, Heinze, Kjaer, José Angel, Gago, Bojan, Borini. Ninguno tuvo éxito.
Sabatini, buscaba ademas un centrocampista y entre los nombres anotados en su libreta estaba el de Casemiro, un joven talento brasileño que había impresionado en el Sudamericano Sub 20. Físico poderoso, liderazgo natural y carisma. Características que lo convertían en el perfil perfecto para cualquier equipo, especialmente para la Roma que necesitaba empezar de cero. La estrategia para llevarlo a la capital era clara: actuar con discreción para evitar que el precio subiera más o que otros clubes entraran en la carrera. Sabatini envió a Roberto Calenda a Colombia, donde el centrocampista participaba en el Mundial Sub-20. Durante semanas, el emisario de la Roma trabajó para convencer al joven de que eligiera la Roma como trampolín para su carrera.
El objetivo parecía logrado: Casemiro firmó un precontrato en vísperas de la final, comprometiéndose a completar el acuerdo a su regreso a Brasil. Sin embargo, en el momento decisivo la operación estallo. El Sao Pablo elevó sus exigencias económicas y Casemiro aprovechó el cortejo de la Roma para conseguir una renovación de contrato más ventajosa con su club. La decepción fue amarga para Sabatini y Calenda, que vieron cómo un acuerdo que se consideraba cerrado se esfumaba. Un año después, el Real Madrid fichó al jugador, que inicialmente tuvo dificultades para adaptarse a Europa. Sin embargo, con el tiempo, y tras un período cedido en el Porto, Casemiro se consolidó como uno de los centrocampistas más fuertes del mundo, confirmando el talento que había enamorado a la Roma.
El final de la historia
Faltaban pocos días para el cierre del mercado y la nueva Roma estadounidense seguía buscando el centrocampista de calidad que necesitaba para completar una plantilla que, sin embargo, no demostró estar a la altura. Sabatini, que siempre ha trabajado en más de un objetivo, tardó apenas unas horas en restablecer contacto con el Lyon. Pjanic era la opción preferida en ese momento. Acuerdo relámpago con el presidente Aulas. Así, el bosnio se convirtió en jugador de la Roma en las últimas horas del mercado de fichajes de ese año a cambio de once millones de euros.