Sin lugar a dudas el de Davide Frattesi es uno de los nombres sobre los que Ghisolfi ha puesto un círculo rojo con el deseo de provocar un cambio en un mercado que hasta ahora solo ha visto la salida de Le Fée y ninguna entrada cuenta este martes el diario Il Tempo.
Las partes están trabajando para encontrar una solución al asunto Frattesi. La Roma, a través de Rainieri, ha enviado un mensaje claro al Inter: si los nerazzurri bajan en 45 millones el precio que piden, el acuerdo se puede cerrar, de lo contrario el club de los Friedkin se detendrá.
Riso, el agente del internacional italiano, está haciendo todo lo posible para que la operación salga adelante, moviéndose también para buscar un destino a Cristante, que ha perdido la titularidad y, con sus 3 millones netos de salario, supone un gasto notable. Deshacerse de su salario sería un gran paso para cerrar un acuerdo con el jugador que creció en el sector juvenil de la Roma.
No hay persona en el corazón del Inter que no haya apreciado la calidez de Davide: esas sonrisas en los entrenamientos, la energía vertida en el campo para subir a la segunda estrella (a menudo, muy a menudo, saliendo desde el banquillo).
Los aficionados nerazzurri lo adoptaron inmediatamente, motivo por el cual también están decepcionados al ver el estallido público de descontento de Frattesi. En realidad no es el jugador el que rompió abiertamente con el club -no es de esos, siempre entrena a tope-, sino que en las últimas semanas ha crecido la presión externa para buscar una estrategia de salida asegura este martes La Gazzetta dello Sport.
Su agente Beppe Riso presiona más que su cliente y tiene un lado amigable en Roma, el antiguo hogar de Davide. Es legítimo que tenga su cabeza en otra parte. Y, si el plan imaginado por su «entorno» no llega a realizarse, será aún más difícil volver a centrarse sólo en los nerazzurri a partir de febrero.