El Napoli es una etapa más del tour de fuerza que la Roma continuará el jueves en Finlandia ante el Helsinki. Quedan dos partidos en la Europa League que los giallorossi tendrán que ganar obligatoriamente para clasificarse para la siguiente fase. Si el primer puesto ahora es imposible, el segundo sigue siendo el objetivo para luego chocar en los playoffs contra «los tiburones fallidos de la Champions» (copyright Mourinho) y acceder a la segunda ronda escribe Gianluca Lengua en Il Messaggero.
El jueves se jugará en un césped sintético a una temperatura de 3-4 grados: el riesgo de lesiones está a la vuelta de la esquina, las mismas que han matado al equipo en los últimos dos meses. No estará Zaniolo sancionado por dos fechas más. El club intentará apelar pero las posibilidades de ganar son mínimas. No obstante, Mourinho alineará un equipo capaz de ganar como lo hizo en la ida con goles de Dybala, Pellegrini y Belotti y este último podría ser el terminal de ataque junto a Abraham. Una pareja que empieza a encontrar la armonía y que puede venir bien en los momentos más duros de la temporada.
Y hablando de derrotas, el 6-1 conseguido la temporada pasada ante el Bodo le sirvió de lección a Josè. Le enseñó a no subestimar a los equipos del norte de Europa que en el papel pueden parecer un rival fácil de superar. A falta de un par de horas para que Ludogorets y Real Betis se enfrenten, los búlgaros intentarán sumar puntos para mantener viva la esperanza de clasificarse y presentarse en el Olímpico ante la Roma con más motivación. El destino, sin embargo, está en los pies del equipo de Mourinho, que solo necesita sumar 6 puntos para escapar del descenso a la Liga de la Conferencia.
