El vacío que se convierte en oportunidad. Mientras la Roma busca desesperadamente un delantero centro que pueda reemplazar al lesionado Abraham, Andrea Belotti construye su venganza con discreción y moderación.
El escepticismo que rodea a Belotti, en parte reforzado por el propio Mourinho, es comprensible por lo que vimos en su primer año en la Roma escribe Roberto Maida en el diario Corriere dello Sport. Pero hoy las condiciones de partida son muy diferentes. Y más reconfortante para ‘Il Gallo’, que al final de la preparación en Portugal había explicado las dificultades pasadas: «En 2022 no hice la preparación de verano, porque me dieron de baja del Torino y recién llegué a Trigoria a finales de agosto. Luego, en noviembre, cuando podíamos trabajar para las vacaciones por el Mundial, me lastimé. Y luego pasé por dos fracturas que me afectaron. Traté de estar disponible, de ir más allá de mis límites, pero te aseguro que no es fácil jugar bien al fútbol cuando sabes que no estás al cien por cien«.
El técnico cuenta con haberle hecho cosquillas en el orgullo con unos pinchazos expresados durante la concentración en Portugal. En cambio, fue él quien lo quiso en la Roma el pasado verano, tras una larga serie de llamadas telefónicas que le habían convencido de no aceptar ninguna otra oferta. Belotti no pudo corresponder la estima en la primera temporada pero aún hay tiempo de recuperar la escena: tras el momento más bajo, que es el penalti fallado contra los viejos amigos del Torino bajo la Curva Sud, solo vivió una gran velada como delantero de la Roma, ante el Salzburgo en los playoffs de la Europa League, cuando el pleno del Olímpico lo aclamaba.
