Los cambios son tan necesarios como peligrosos: cuando confiesa que no le gustan los cambios, Daniele De Rossi confirma que ciertos sacrificios son necesarios pero nada deseados asegura Roberto Maida en el Corriere dello Sport. Udine no es para él un compromiso de segundo nivel. Importa mucho para el campeonato de la Roma. De ahí la intención, que se confirmará esta mañana en la reunión técnica, de proponer el tridente visto en la decepcionante tarde de Lecce: Baldanzi en la derecha, Zalewski en la izquierda y Lukaku como pivote. En su corazón, si pudiera, De Rossi también mantendría al delantero centro en el banquillo. Pero Abraham no da suficientes garantías por el momento.
Distinto es el caso de Dybala, que es históricamente mucho más frágil que Lukaku y sobre todo tiene un alter ego que empuja a merecer una nueva oportunidad. Tommaso Baldanzi no estuvo entre los peores en Lecce, pero nunca volvió a jugar después de ese casi milagroso empate 0-0. En resumen, podría haber seis cambios en la alineación con respecto a la Europa League: uno entre Smalling y Mancini pudiera jugar, aunque sólo sea para no alterar por completo la defensa a la que enfrento al Milan. Angeliño estará en lugar de Spinazzola, Karsdorp compite con Celik por una camiseta de titular, en el medio de la defensa N’Dicka debería regresar después de dos partidos consecutivos fuera por sanción.
En el centro del campo, sin embargo, Cristante, un friulano entre los friulanos, tiene su lugar asegurado al estar suspendido en Europa. Pero también debería ser confirmado Paredes, que fue sustituido en San Siro. El tercer hombre podría ser Aouar, que no juega desde el 17 de marzo ante Sassuolo. ¿Y Bove? Ya está en la carrera por una plaza en Udine, pero De Rossi le necesitará sobre todo el jueves en la copa, sustituyendo a Cristante.
