Por ahora, todo está en silencio. A siete días de la final de la Europa League entre Sevilla y Roma, los giallorossi aún no saben si se instalará una pantalla gigante en la ciudad y dónde, escribe Marco Juric en La Repubblica. El gobierno de Roma, Deporte y Salud y el nicho del consejo de Gualtieri, se toman su tiempo y evalúan qué hacer. Quedan sobre la mesa tres posibilidades diferentes: abrir el Olímpico como sucedió el año pasado para la final de la Conference League, organizar una pantalla gigante en el Circo Massimo o en la Piazza San Giovanni.
Sin embargo, cada uno de los lugares presenta problemas logísticos y organizativos. El Estadio Olímpico sería la solución más cómoda, pero Sport e Salute empresa «propietaria» del estadio no parece convencida. No tanto por el tema del césped, a solo unos días de Roma-Spezia el 4 de junio, que se resolvería fácilmente con un cambio de césped en un tiempo récord. Los mayores temores provienen de la experiencia del año pasado. Setenta mil personas que animan son difíciles de manejar con grandes riesgos de seguridad en caso de victoria (y la consiguiente invasión a la cancha). «Hemos visto gente trepando en las pantallas gigantes, en las puertas y en las ventanas. No queremos volver a jugarnos es carta“, es el pensamiento común en Palazzo H y Trigoria. Algo así como el mismo problema que surgiría con el Circo Massimo.
La directiva de la Roma llamó a la alcaldía para preguntar disponibilidad y la respuesta fue sí (con Piazza San Giovanni como plan B). El principal problema es el concierto de Zucchero: tocará el 31 de mayo en Caracalla, a unas decenas de metros. Pero la Roma y el Municipio están trabajando para que las pantallas gigantes puedan instalarse en el Circo Massimo.
