Paradigme

Aprobado el peor balance económico de la historia de la Roma: pérdidas de 219 millones

El último balance económico de la Roma es el peor de su historia y uno de los peores de la Serie A. Esto también se debe al gasto ligado a los sueldos, que para ser cubiertos requieren casi todos los ingresos característicos. La directiva de los giallorossi representada por Dan Friedkin se ve obligada a realizar grandes pagos para mantener la continuidad comercial del club.

Según se desprende de la documentación contable consultada por Sport&Business, la empresa giallorossi registró una pérdida consolidada de 219,3 millones la temporada pasada, tras -204 en la 2019-20 y -185 en la 2020-21: un total de 608 millones perdidos en unos ejercicios económicos profundamente afectados por covid. En la 2021-22 solo la Juventus, en Italia, registró un déficit peor que el de la Roma: -239,3 millones.

Los costes de mantenimiento de la plantilla son insostenibles en relación a la facturación. Una dinámica muy arraigada que, en el pasado, quedó un tanto ocultada por las plusvalías. Debido a la contracción del mercado, esa partida ha disminuido significativamente: solo 6,2 millones en 2021-22, de los cuales 4,8 por la venta de Under. Los ingresos netos de plusvalías rondan los 200 millones. Si el merchandising subió a 14 millones, los patrocinios relacionados con los principales contratos –Zytara, Hyundai y New Balance– bajaron a 8,2. También destaca una reducción de 5,5 millones por la resolución del contrato con Sky para el archivo de TV y el canal temático.

Estos 200 millones de ingresos son absorbidos casi en su totalidad por los gastos en el personal, que se disparan hasta los 182,8 millones. Los sueldos de los jugadores inscritos se sitúan en 154,9 millones, con un incremento de 13 millones respecto a la 2020-21 debido «al crecimiento del valor técnico de los jugadores y del cuerpo técnico», así como de mayores bonificaciones. Sobre todo pesa el fichaje de Mourinho. Pero también hay que señalar el incremento de 10 millones (hasta los 27,9) en los salarios del resto de empleados. En definitiva, la relación entre costes e ingresos está fuera de control, también porque la depreciación debe contabilizarse en el llamado gasto deportivo. Y también hay 17,4 millones de comisiones de agentes, lo que supone un aumentó. Cierto es que la Roma reservó 12,5 millones como aportación para la UEFA tras el acuerdo de caballeros por el FFP, absorbiendo ya otra multa estimada en 7,5 millones en el ejercicio 2021-22 por el incumplimiento parcial de algunos objetivos. Pero la meta de la autosuficiencia parece muy lejana.

Los datos consolidados a 30 de junio de 2022 (posición financiera neta negativa por 346 millones, pérdida por 219 y déficit de capital por 339) llevaron al auditor Deloitte a redactar un extenso recordatorio de divulgación. Los directores esperan para 2022-23 «un nuevo deterioro significativo en la situación económica, financiera y patrimonial del club, caracterizado, entre otras cosas, por una tendencia de ingresos aún más negativa que podría conducir a un déficit de capital y necesidades financieras significativas«. Para la presente temporada, la Roma pretende cubrir sus necesidades económicas mediante la aportación de recursos adicionales por parte del accionista, la posible venta de jugadores y los flujos de caja que se puedan conseguir durante la Europa League. De cualquier manera, el dinero de los Friedkin sigue siendo esencial. La temporada pasada, el empresario estadounidense ingresó recursos por 206 millones. Los pagos totales a las arcas de los giallorossi, desde agosto de 2020, son de 500 millones en su totalidad. Si sumamos la contraprestación pagada a Pallotta por la compra y el desembolso por la OPA, la inversión total de Friedkin en el fútbol italiano asciende a 736 millones. Una parte del último tramo de pagos se destinó a contribuir a la amortización anticipada del bono de 267 millones, como parte de la refinanciación que aligeró la deuda financiera neta de la Roma: ahora el club está expuesto por 175 millones.

Desde un punto de vista financiero, la deuda se ha vuelto más manejable, pero solo gracias a la intervención de los propietarios. En cuanto a los deberes del código civil por las pérdidas acumuladas, Roma se ha adherido a la facultad del decreto de Liquidez que permite a las empresas amortizar los déficits en un plazo de cinco años. Los Friedkins continúan inyectando dinero, pero los Giallorossi operan en el mercado con el freno de mano puesto. La sensación es que los ingentes recursos del accionista se están dispersando en los agujeros presupuestarios de un club que ha incursionado en inversiones improductivas al encontrarse desprevenido ante la crisis de la industria del fútbol.

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