Smalling podría ser el hacedor de milagros del Cagliari, para citar a Mourinho. Pero antes de preparar un equipo competitivo para el viaje a Cerdeña, la Roma deberá afrontar el segundo partido de la fase de grupos de la Europa League contra el Servette, invitado en el Olímpico el jueves cuenta Corriere dello Sport.
En teoría los suizos son el rival ideal para dejar descansar a algunos jugadores: los helvéticos debutaron con una derrota en casa, por 0-2 ante el Slavia Praga, y en liga están en la octava plaza (de doce equipos) a pesar de la victoria en casa de este fin de semana contra Lausana.
Mourinho ya ha anunciado que quiere dejar fuera a Dybala, que ha disputado tres partidos completos en ocho días. Pero es probable que decida empezar incluso sin Lukaku, lanzando el dúo de ataque Belotti-El Shaarawy. Sardar Azmoun habría sido útil en la noche del jueve, pero no podrá ser utilizado fuera de Italia al menos hasta febrero – como Kristensen – porque no está en la lista de la UEFA. Aouar y Zalewski deberían volver a estar entre los titulares, con Pellegrini y Spinazzola en el banquillo, mientras que en defensa Celik ocupará el lugar de uno de los centrales, probablemente Mancini, con Cristante todavía confirmado en la linea defensiva. Finalmente, nueva chance en la portería para Svilar, que según los planes estudiados por el cuerpo técnico jugará todo el grupo de la Europa League.
No se espera que el jueves esten todas las entradas vendidas para el Olímpico, ya que contra el Frosinone ya se perdieron unos cientos de entradas. Tenía que suceder tarde o temprano, pero la fe de los aficionados en el equipo no flaquea a pesar de los resultados: seguro habrá al menos 50.000, teniendo en cuenta los abonados, presentes en el estadio para el debut en casa en Europa.
En Cagliari, sin embargo, volverá a verse el mejor equipo posible, compatible con las dificultades de del momento: además de los pacientes de larga duración Abraham, que ayer fue celebrado por el club por su 26 cumpleaños, y Kumbulla, Mourinho no podrá contar al menos hasta el partido contra Monza el 22 de octubre con Renato Sanches, Llorente y Smalling. Quien ayer trabajó en Trigoria con sus compañeros lesionados para acelerar el proceso de curación. Pero el problema de los tendones aún debe superarse. Pase lo que pase, como explicó el técnico, el líder de la defensa puede acudir al banquillo el domingo en la Domus para garantizar diez últimos minutos de sustancia, si es necesario. Pero la orientación es no correr el riesgo de una nueva inflamación: la temporada aún es larga.
