Casi una broma televisiva y a medias, un «veamos» muy chistoso y poco serio bastaron para alimentar un debate en redes sociales sobre la posible llegada de Massimiliano Allegri a la Roma. Estos son los efectos de un decepcionante empate que abrió el segundo campeonato de Paulo Fonseca, el técnico que Friedkin confirmó inmediatamente después de su desembarco en Trigoria.
Muchos aficionados estarían contentos con el fichaje de Allegri, garantía de un proyecto ambicioso, pero de momento no existen condiciones para tal idea. Primero porque Fonseca sólo empató un partido, 0-0 fuera de casa, sin dar la impresión de haber perdido el control del equipo; y porque Allegri, tras un año sabático, está esperando a ver si se libera un banquillo entre los grandes de Europa antes de aceptar propuestas de clubes que no participan en la Champions.
Dudas sobre el manejo del caso Dzeko
Dicho esto, no hay duda de que el debut en Verona fue menos de lo esperado. A pesar de tener el equipo incompleto y del caso Dzeko, convocado y luego (auto) excluido, la Roma pudo y debería haber derrotado a un oponente que a su vez cambio mucho de un año a otro. No fue la gestión de Dzeko lo que dejó perplejos a los directivos, sino el retraso en las sustituciones (Villar entró en el minuto 89 en lugar de Diawara que no estaba en una buena tarde) y las elecciones en particular: porque salió Pellegrini y no Pedro, dado que el capitán definitivamente estaba mejor físicamente? ¿Por qué Carles Pérez, recién salido de la positividad en Covid, fue convocado si entonces era el preferido Kluivert?.
