De primer sacrificado a elemento de la plantilla que sigue buscando acomodo. Roger Ibañez ciertamente no es un punto redundante, pero el suyo es un verano realmente especial.
La Roma –escribe Lorenzo Pes en ‘Il Tempo’– ha fijado el precio de salida del ex del Atalanta: 30 millones de euros. Tras cierto interés (Tottenham, Atlético de Madrid y Aston Villa) pero sin ofertas concretas, el club decidió cambiar la estrategia de ventas sacrificando algunos jugadores jóvenes. Esto se debe a que la filosofía de los Friedkins se basa en el deseo de «controlar» a los jugadores más importantes de la plantilla.
Esto, por otro lado, lleva a un punto muerto bastante curioso para el jugador brasileño. Quien viajo con sus compañeros por Portugal, de momento los giallorossi han cerrado dos incorporaciones de primer nivel en la defensa como son N’Dicka y la vuelta de Llorente. Y el espacio para Roger parece muy pequeño. Por eso, imaginarlo todavía en la plantilla en septiembre es muy complejo, pero las ofertas a Pinto no llegan.
Dato sorprendente teniendo en cuenta que, derbys aparte, el central clase de 1998 es internacional brasileño y en los dos años con Mourinho ha aumentado notablemente su rendimiento, manteniendo los apagones habituales. El mes de agosto, al igual que para Scamacca y Renato Sanches, también será clave para el futuro de Ibañez.