Gracias a su compromiso, Andrea Belotti parece haberse ganado el corazón de la afición de la Roma. Misión cumplida, entonces, se podría decir. No hizo más nada, escribe Massimo Cecchini en La Gazzetta dello Sport. El deporte se rige sobre todo por objetivos colectivos y personales, y desde ese punto de vista, la temporada de Belotti es muy mala.
No es casualidad que el partido del jueves ante el Bayer Leverkusen sea para él una especie de última llamada hacia el futuro. ¿Llegará el momento del canto del gallo? Por la ley de la probabilidad, este debería ser el caso. Los números, de hecho, por ahora lo están condenando. En 28 apariciones y 889 minutos los goles son cero en Serie A. En Copa lo hizo un poco mejor, gracias a los tres goles marcados en la Europa League y uno (inútil) en la Copa de Italia al Cremonese. Además de las que van fuera, solo basta pensar en las 131 pérdidas de balón, solo 136 pases positivos (4,86 de media por partido frente a 10,86 de media por posición), las 13 ocasiones creadas (0,46 por partido frente a 0,77 de rol). En definitiva, la fotografía de una crisis.
Lo paradójico es que, a pesar de estos números, todavía podrían dispararse las cláusulas que llevarían a la Roma a tener que renovar automáticamente -y por dos años- el contrato de Belotti, el cual vence en junio. Para que se consolide hay un mínimo de partidos jugados, minutos sobre el campo y goles que debe alcanzar el atacante para que se ejecute la opción. En los dos primeros aspectos está pensando José Mourinho, que lo está utilizando cada vez más, pero el delantero tiene que pensar en el otro punto que de todos modos, entiende que su rendimiento es inferior al esperado, también está dispuesto a reducirse el sueldo para seguir en la capital italiana.
Por eso, el final feliz perfecto sería un Belotti que, gracias a sus goles, le diera a la Roma un final de temporada extraordinario, a partir del jueves en la Europa League. Pero, ¿tendrá el Gallo fuerzas para volver a cantar?
