Paradigme

Como nació el fichaje de Gonzalo Villar por la Roma; del interés de Petrachi al interés por su vuelta del Valencia

El mundo de Gonzalo Villar ha cambiado radicalmente. Paso de ser un joven centrocampista del Elche en la Segunda División española, hacer protagonista en el mediocampo de la Roma, tercero en la Serie A. Todo en un año. Gracias a su talento pero también a su terquedad e inteligencia a la hora de escuchar y poner en práctica los consejos dentro de Trigoria.

En el mercado de fichajes de enero pasado, la Roma necesitaba un centrocampista. Un deseo nunca ocultado por el entonces director deportivo Petrachi: «Llegará un centrocampista joven y fuerte». Una clara indicación que hizo que el mercado de la radio se volviera loco durante todo el mes. Un día fue Nández del Cagliari, el próximo Almendra de Boca Juniors. En medio, muchos otros rumores, con un mínimo común denominador: joven y fuerte sí, pero también conocido.

Los nombres mencionados era buenos pero no los adecuados para Petrachi. El que a finales de enero se le ocurrió una compra sorpresa: un chico murciano trasladado a la Comunidad Valenciana para jugar entre Elche y la capital. Un perfil de los más desconocidos. Pero del que los ojeadores de la Roma ya habían tenido noticias meses antes y la observación en primera persona de Petrachi había hecho el resto.

El director de la Roma había visto en el juego de Gonzalo Villar exactamente lo que Fonseca pide a sus centrocampistas. Un vídeo para el portugués fue suficiente para confirmar el pensamiento de Petrachi: «Parece que ha sido su jugador durante años». Es cierto, comprálo. Dicho y hecho. Cinco millones de euros fueron a las arcas del Elche, luchando no poco por cerrar el trato.

TELENOVELA VALENCIANA

Por culpa suya… el mercado de fichajes. Las noticias salen, ya sabes, y esto suele ser un arma de doble filo para quienes buscan talentos. Villar a los 21 años parecía haberse salido del radar de los ojeadores españoles y el currículum hasta enero de 2020 estaba ahí para confirmarlo. ¿Apariciones en la Liga? Cero. ¿En las selección de los juveniles españoles? No.

Después de comprarlo en 2015, el Valencia lo mando primero a las categorías inferiores y luego en el equipo B sin darle la más mínima oportunidad. En 2018 vuelve al Elche con una promesa entre los dos clubes: «Si llegan ofertas por el Villar, tenemos una preferencia para la recompra». Un acuerdo que para el Valencia fue más una ficha puesta en la mesa del remordimiento que un cheque real en la tarjeta del chico. Dado que el bienio en Segunda transcurre en el silencio del fútbol que cuenta, hasta los titulares de los periódicos italianos: «La Roma quiere a Villar».

Entre el 20 y el 30 de enero del año pasado hubo diez días de aprehensión. Por un lado, la Roma, que había puesto la mira en Villar y quería comprarlo a toda costa, por otro, el Valencia, que tras la oferta de los Giallorossi había vuelto a interesarse por el chico. En el medio Gonzalo, estresado y confundido según admitió él mismo unos días después: «Fueron días agitados, perdí 2 kg en una semana».

Un tira y afloja que se ha arriesgado varias veces a hacer estallar la operación con la Roma. Porque el Valencia tenía las cartas para igualar la oferta y comprar al chico, y mientras duró la negociación habían puesto en marcha una obra de convicción verbal sobre Villar. Después de dos años aparcado y olvidado, de repente se había convertido en el centrocampista clave del juego de Albert Celades. El trabajo de Petrachi y Roma, con la ayuda fundamental de Salva Sánchez (agente de Fazio), fue hacer comprender a Villar la fuerza de voluntad del club por tenerlo. Entonces la llamada de Paulo Fonseca fue decisiva y abrió el trato. “Gracias Valencia, pero me voy a Roma”.

El comienzo no fue fácil para Villar, catapultado a una realidad diferente, con un nivel superior al que estaba acostumbrado. Trabajó en sus defectos durante la segunda mitad del año pasado, especialmente en la fase de no posesión, convenciendo a Paulo Fonseca de que confiara en él partido tras partido. El resto lo hizo el descarado talento de los que nunca miran sus pies cuando tienen posesión del balón. Hoy el juego de la Roma pasa sobre todo por Gonzalo Villar, el «Príncipe de Murcia». Y la Roma sabe de valores, verticalizaciones y títulos aristocráticos.

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