Un Ranieri furioso tras el episodio arbitral ante Atalanta pidió ayer en Trigoria al equipo dar el máximo en los dos últimos partidos de la temporada

El ambiente no mejoró ciertamente al día siguiente del partido sino que, por el contrario, a la ira por el famoso episodio en el Gewiss Stadium se sumó la incredulidad de toda la Roma ante las palabras del presidente de la AIA, Antonio Zappi, que confirmó el correcto uso del VAR para anular el penalti concedido inicialmente por el árbitro Sozza. Así, quienes estaban en Trigoria describieron al técnico todavía más furioso por todo el asunto, especialmente por cómo, según él, hay una increíble falta de uniformidad en el uso de la herramienta tecnológica. “Siempre nos dijeron que el VAR sólo interviene en caso de error evidente”, dijo Ranieri al final del partido. «Pasalic cometió un error y tocó la rodilla de Koné, por lo que el VAR no debería haber intervenido. El árbitro pitó el penalti y no debería haberlo pitado. No hay linealidad, no se pueden cambiar las reglas de un partido a otro. El árbitro vio el contacto: este elemento debería haber eliminado la posibilidad de una intervención del vídeo porque no hubo un error evidente«

Desde Ranieri hasta Ghisolfi y el equipo, en la Roma la cuestión no está cerrada también en virtud de los episodios anteriores ocurridos durante la temporada y que han llevado a la creación de un verdadero dossier sobre los errores impugnados por el club. “Lamentamos sinceramente las declaraciones de Claudio Ranieri sobre el episodio que luego fue correctamente revocado por el VAR”, dijo Zappi a la agencia de prensa ANSA. Pasalic intervino, pero fue el jugador de la Roma quien, por su propia dinámica, terminó encima del rival. El VAR intervino, cumpliendo plenamente el protocolo, corrigiendo un error claro y decisivo. La Roma ayer no decidió responder a las palabras del presidente de la AIA, pero la sensación es que la historia no ha terminado aquí y que nuevos escenarios podrían abrirse antes de llegar al partido del domingo ante el Milán.

Ranieri ayer delante de sus jugadores no quiso alimentar la ira sino que inmediatamente proyectó el foco en el desafío contra los rossoneri, decisivo para alimentar las esperanzas de Champions League, aunque el destino ya no está sólo en manos de la Roma, sino sobre todo para luchar por un lugar en la Europa League, ahora el principal objetivo en la sede romanista. Por ello, antes del entrenamiento de recuperación, el técnico habló con sus jugadores, les consoló por su rendimiento, elogiando el gran esfuerzo realizado en los noventa minutos ante un equipo fuerte como el Atalanta. Y luego pidió que den lo mejor de ellos en estas dos últimas finales. En definitiva, Ranieri se muestra orgulloso de su grupo y pide un último esfuerzo antes de tirar la toalla y recuperar energías tras este largo e intenso tour de force asegura este miércoles el Corriere dello Sport.

Ni que decir, el equipo está con todo el apoyo del técnico, enfadados por el resultado y dispuesto a hacerle pasar un mal rato a un Milan que llegará al Olímpico encendido por la victoria de la Copa Italia o combativo tras una derrota que le obligará a jugárselo todo para volver a una plaza europea. Por eso, la Roma pide y seguirá pidiendo el máximo apoyo a la afición –tan furiosa como el técnico por el episodio de Bérgamo– que por última vez en la temporada llenará el estadio de banderas amarillas y rojas para apoyar al equipo y agradecer a Ranieri su última gran aventura como entrenador. Con rabia y determinación, la Roma llega con todas las pilas cargadas para el desafío del domingo.

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