Parecía prácticamente imposible, pero ahora ya no tanto. Todo lo contrario. Según cuenta el diario Leggo, Davide Frattesi y la Roma vuelven a estar cerca después de haberlo estado en más de una ocasión en los últimos años. De hecho, el Inter ha abierto la puerta al club giallorossi, aceptando además rebajar la petición inicial: de 45 a 40 millones. Además, la dirección nerazzurri afirmó que estaba dispuesta a aceptar un pago «a la Locatelli» y, por tanto, repartido en varios años.
Dos importantes pasos adelante generados por dos factores: el deseo de irse de Frattesi (ahora manifestado casi a diario) y la necesidad de Inzaghi de encontrar inmediatamente un sustituto, identificado en uno entre Ricci y Frendrup además de Cristante que podría irse cedido al Inter en una operación sin embargo no relacionado con el acuerdo Frattesi. La Roma ha recibido la señal y el lunes Ghisolfi podría desplazarse desde Bologna (donde mañana jugarán Dybala y sus compañeros) a Milán para estudiar más a fondo el asunto y llegar a la fumata blanca lo antes posible.
El club giallorossi estructurará una oferta de poco más de 35 millones para llevar de vuelta a casa al «hijo de Roma» a Trigoria: 5 inmediatamente por el préstamo, luego 15 en junio (esperando también la redención de Le Fée con el Sunderland) y otros 15 en el verano de 2026. Un fragmentación que permitiría no cargar el presupuesto y en consecuencia la cuestión del fair play financiero. Con un poco más de esfuerzo se podría cerrar el trato. Y devolvería a Frattesi al lugar donde nació y creció como futbolista antes del doble lío: Pallotta que no ejerció el derecho de recompra al Sassuolo por solo 7 millones y luego Pinto que en el verano de 2022 estuvo a un paso lejos de traer a Davide a casa antes de darse por vencido.
En aquellos días, el centrocampista del Fidene ya tenía lista la camiseta número 16 y había informado a amigos y familiares de su regreso. Hoy, también por superstición, prefiere callar y esperar. Lo cual mantuvo hoy incluso delante de un aficionado del Inter que, antes de partir para el partido de ida en Venecia, le rogó que se quedara.