Fuera del derby, y muchas preguntas. Bryan Cristante se ve obligado a posponer unas semanas más su regreso debido a la lesión de tobillo sufrida el 2 de diciembre, en la segunda parte ante el Atalanta. El domingo reapareció improvisadamente ante las cámaras, encuadrado con la chaqueta de la Roma en la grada de San Siro, porque unas horas antes se había ido a Suiza.
Concretamente en St. Moritz, la famosa estación de esquí, donde esta la clínica de confianza de la familia Friedkin. Allí lo esperaba para una consulta el profesor George Ahlbaumer, un ortopedista muy cercano al presidente Dan. La visita era necesaria porque Cristante, después de casi un mes, sentía dolores y no podía entrenar cuenta Corriere dello Sport. La Roma quería descartar la necesidad de pasar por el quirófano. El ortopedista comprobó el daño en la estructura ligamentosa del tobillo y luego recomendó una terapia conservadora, que debería durar un par de semanas más. A finales de enero, salvo nuevos contratiempos, el problema estará resuelto.
Cristante está bastante molesto por la imperfecta gestión de su lesión. Le dijeron que el esguince no era grave y que pronto volvería a entrenar. En cambio, incluso después de la resonancia magnética del 16 de diciembre, la situación clínica no mostró signos de mejorar.